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Mostrando entradas de junio 18, 2018

Hay tesoros de gracia en la Santa Misa

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“Ningún padre, ninguna madre, ningún catequista puede poner en el corazón del niño lo que Nuestro Señor le da personalmente en gracias durante la Misa y la Comunión” (María Simma). Si dejamos la Misa del domingo, se va acabando la vida cristiana en nosotros y en nuestra familia. Dice el Papa Juan Pablo II: Cuando el domingo pierde su significado fundamental y se subordina a un concepto secular de fin de semana, dominado por la diversión y el deporte, la gente se encierra en un horizonte tan estrecho que no es capaz de ver el cielo. Vamos a Misa los domingos para dejarnos encontrar por Dios. No basta ser buenos, porque no es posible serlo sin la ayuda del Señor (Papa Francisco). El domingo es día del Señor. No se trabaja. Sólo podemos hacer una cosa en domingo: hacer el bien al prójimo, pero no por lucro. ¿Has ganado algo al trabajar en domingo? Se te descontará con pérdidas en los seis días siguientes. El domingo inaugura tu cielo, tu día de fiesta definitivo, donde tendrá

La devoción a nuestra madre, la Virgen

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Jesús –decía San Ignacio de Antioquía- es “hijo de Dios y de María”. Esta frase, en toda su sencillez, contiene una verdad que da vértigo. María se ve colocada al lado de Dios. María es la única persona que le puede decir a Jesús lo que le dice el Padre desde toda la eternidad: “Tú eres mi hijo, yo te he engendrado”. San Josemaría escribía: “Si no hay devoción a María no puede haber nada: las almas están como si no tuvieran fundamento para la vida espiritual” (Tertulia 23-X-1972). Y continuaba en otro momento: “Si se tiene la desgracia de separarse de Dios por el pecado, o está a punto de separarse porque le va entrando la tibieza y la desgana, entonces acude a la Santísima Virgen y encuentra otra vez la fuerza; la fuerza para ir al confesonario y abrir bien la conciencia con gran sinceridad, sin que haya secretos a medias con el diablo”. Levantarse de una caída cuesta, y cuesta más a medida que pasan los años. La desesperanza es un enemigo sutil que nos lleva a encerra