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Mostrando entradas de septiembre 11, 2023

La expulsión de los jesuitas Parte II

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  El rey Carlos III de España da un motivo poco inteligente para la expulsión de los jesuitas, dice lo hace según el parecer su Real Consejo y añade que “ reserva las causas en su real ánimo” . Gabriel Calvo Zarraute explica que hay un dato clarificador. Los jesuitas tenían 112 colegios, 100 destinados a los hijos de la aristocracia y de la larga burguesía. Siempre habían procedido -para la evangelización-, a la conquista de la élite para luego llegar a las capas populares. Por eso ahora son pocos los intelectuales católicos. Los hijos de los principales jefes indígenas eran enviados a los colegios de los jesuitas, para ayudar a la elevación cultural de los pueblos. La mayoría de los jóvenes seminaristas se reclutan de sus colegios y de las clases altas. Después de 14 años de formación en sus conventos, a los jesuitas se les podía enviar a misiones o a leprosarios. Esto los hace muy fuertes, por eso eran la élite intelectual y apostólica. El decreto de expulsión de 1767 obligaba

La expulsión de los jesuitas Parte I

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  La Compañía de Jesús llegó a estas tierras en 1572, primero a petición de los franciscanos interesados en que los jóvenes continuaran con sus estudios, y posteriormente a solicitud del Cabildo de la Ciudad de México (1570). Felipe II expidió la Real Cédula para que se vinieran. En un primer momento llegaron quince misioneros enviados por san Francisco de Borja, y luego llegaron muchos más. El Padre Juan de Tovar hizo la traducción de un catecismo a la lengua náhuatl. A los dos años de llegar empezaron a fundar colegios, hasta 16, de Sinaloa a Guatemala, para empezar. La Compañía estuvo 190 años en el virreinato. Su comienzo fue penoso pues algunos enfermaron del vómito prieto o negro , llamada así la salmonelosis. Don Alonso de Villaseca los favoreció con algunos solares y con recursos de su bolsa. Así comenzó la labor titánica de levantar la ciudadela jesuítica , como la llamó Guillermo Tovar y de Teresa. Para finales del siglo XVI, los jesuitas ya están establecidos en Ciudad d

La elegancia

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  Elegante es una persona dotada de gracia, nobleza y sencillez. Y esta cualidad se transmite con nuestra conducta y nuestra forma de expresarnos. Comunicarse con elegancia puede abrir puertas, en cambio, comunicarse con malas maneras y diciendo a cada rato “palabrotas” puede cerrarnos muchas puertas. ¿Cómo ser elegante al hablar? Siendo consciente de nuestras palabras. Se han de evitar las groserías, maldiciones, palabras obscenas e insultos, en general cualquier palabra que pueda resultar ofensiva o desagradable. Se puede decir todo lo que uno desea de forma educada. Tendrás más credibilidad si eres capaz de decir las cosas con respeto. Hay expresiones coloquiales que se podrían evitar para refinar nuestro vocabulario. En vez de decir: “Voy a llamar a mi vieja”, es mejor decir “a mi mujer o a mi esposa”. El lenguaje coloquial es aceptable, pero sin llegar a lo relajado o grosero. Las palabras ásperas entristecen la vida. Decir unas expresiones porque están de moda requiere dis