Comunicación asertiva
La comunicación asertiva es el equilibrio entre agresividad
y pasividad; se centra en expresar
nuestras necesidades de modo
respetuoso, esto nos permite establecer límites
sanos, y lleva a construir relaciones más sólidas y sanas.
Comunicación
no violenta
Cualquier afirmación de que la persona se ha equivocado,
tiene culpa o está mal, va a crear violencia. Una comunicación que infla
el mal produce violencia.
La comunicación no violenta habla honestamente desde el
corazón, sin culpabilidades ni exigencias. Pedimos cosas claramente, pero no
las exigimos. ¿Cuál es la diferencia entre petición
y exigencia? Queremos hacer una
petición que ayudará a las necesidades de los demás. Podemos hacer una petición
que, si es negada, lleva regaño o castigo, entonces, ya no fue petición, fue
exigencia. Queremos que la otra persona
haga algo, pero voluntariamente. Cuando hay confianza es probable que lo
haga.
Diremos lo que está vivo en nosotros, y escucharemos lo que
está vivo en el otro, y lo que haríamos para conseguir un mundo más hermoso.
Cuando conectamos de esa manera, podemos satisfacer las necesidades de todos.
El propósito no es conseguir lo que tú quieres, sino crear
una conexión que permita que las necesidades de los demás se cubran. Cuando
todo mundo hace las cosas voluntariamente se cumple el propósito. Si tu
objetivo es que te obedezcan ve a una escuela de entrenamiento de perros.
Las jirafas son los animales terrestres que tienen el
corazón más grande, por eso Marshall habla del “lenguaje de las jirafas”,
lenguaje que es sincero de corazón. Para eso hay que tomar en cuenta cuatro
elementos cuando vamos a decirle a alguien algo que no nos gusta de lo que ha
hecho. Para ello, tener claridad al
decir que ha hecho algo que no nos ha agradado. (Escríbelo. Dar tiempo). El 20%
de las personas contestan a esta pregunta, el resto lo mezcla con un diagnóstico. Hay que evitarlo.
En una reunión con profesores que no se llevaban bien con
el jefe, pregunté: ¿Cuál es el problema? Que es un bocazas (habla más de lo que
la discreción aconseja). Pregunté: ¿qué ha hecho? Habla demasiado. Yo pedía una
observación y todo lo que se le ocurría era juzgar. Otra trató de ayudar y
dijo: “Él piensa que es el único inteligente”. Eso es otro diagnóstico. Decía
un filósofo de India que la inteligencia más alta era la capacidad de
observar sin evaluar; hay que separar hechos de opiniones.
Todos los seres humanos tenemos las mismas necesidades, si
evaluamos desde el corazón, desde nuestras necesidades, la otra persona se
identifica. Ver si ponemos primero nuestras necesidades. No dividimos a las
personas en buenas y malas.
Una
experiencia de vida: Se me pidió que midiera entre dos tribus del
norte de Nigeria, una cristiana y otra musulmana. El 40% de la población había
sido asesinada en una guerra. Costó trabajo reunirlos, y cuando se consiguió se
les dijo: Vamos a ver si resolvemos esto, vamos a exponer las necesidades de
cada grupo y resolver esto sin más violencia. Digan qué necesidades no han sido
respetadas en este conflicto. El jefe cristiano dijo: “Ustedes son unos
asesinos”. Muchas personas no tienen palabras para expresar sus necesidades, y
sí las tienen para opinar de lo malo del conflicto. El del otro grupo dijo:
“Ustedes han tratado de dominarnos y no lo vamos a tolerar”. Pregunté por sus
necesidades. Mi trabajo, como mediador, consistió en transformar la culpa y la
crítica en necesidades. La culpa y la crítica es la expresión trágica de una
necesidad no satisfecha. Lo que ves es lo que consigues. La culpa y la crítica
son expresiones suicidas. Yo llamo “lenguaje de lobo” al lenguaje violento.
¿Qué necesidad tiene el que grita “asesinos”? Necesidad de seguridad, sí que le
dije al jefe: ¿Estás diciendo que necesitas más seguridad para resolver los
conflictos?
- Eso es, dijo.
Cuando la gente se ha culpabilizado mutuamente, les cuesta
trabajo ver la verdad de lo que se dice en la imagen enemiga que tienen. Ahora
traduzco lo que dicen del otro grupo, que eran dominantes y controladores.
Necesitaban opinar sobre las decisiones y más respeto para poder elegir. Se
gritaron mucho, luego se calmaron, e hice que escucharan. Un jefe que no había
participado dijo: “Marshall, si aprendemos a comunicarnos de este modo, sin
imágenes enemigas ni críticas, no tenemos que matarnos. Basta con escuchar las
necesidades del otro”.
Los conflictos parecen imposibles de resolver.
Piensa qué necesidad necesitas resolver en este momento. Escríbelo.
Ve si expresaste lo que quieres que otra persona haga por ti. Las
necesidades no contienen referencia alguna al cambio del otro. Esa es
otra cosa vital: no mezclar necesidades y peticiones. Se nos ha educado en un
sistema autoritario que nos indica lo que está bien o mal, a través de premios y
castigos se nos conduce, y el que está arriba quiere ser más poderoso y
controlar más, y no que la gente sea consciente de sus necesidades. Se ha
educado a las mujeres a no tener necesidades, a sacrificarlas por su familia, y
a que los hombres valientes tampoco tengan necesidades, Tenemos necesidades y
sentimientos.
En la comunicación no violenta evaluamos a las personas con
referencia a tres cosas:
a) Una
observación clara de qué ha hecho (sin diagnóstico),
b) después
le decimos a la persona cómo nos sentimos respecto a sus acciones;
c) y
explicamos cuál de nuestras necesidades no ha sido satisfecha.
Ese es un lenguaje para usar en nuestra vida diaria,
diciendo qué es lo que sentimos. En ese lenguaje no se insinúa que la otra
persona haya hecho algo mal. Estamos diciendo simplemente cómo somos, sin
decirle a la otra persona cómo es ella. Y hay que añadir un cuarto elemento:
d) Decir
qué apreciaríamos que hicieran para que nosotros estuviéramos mejor. Pedir de
manera clara qué queremos que haga, y
no, qué tienen que dejar de hacer. Queremos que reemplacen lo que están
haciendo por algo mejor para ellos y para nosotros.
Y utilizamos un lenguaje muy sencillo, un lenguaje de
acción.
Al intentar seguir estos 4 pasos, ¿qué es lo peor que
podría pasar? (Escríbelo) Estuve en un
campo de refugiados en África y, cuando el presentador dijo que era
estadounidense, escuche: “Asesino”. Oí esa palabra con las “orejas de jirafa”,
así que me sonó a una dulce melodía: “Veme hermoso; busca lo mejor que hay en
mí, porque así soy en realidad, y esto es todo lo que quiero ser. Tal vez te
lleve un tiempo, pero quiero que me veas hermoso. ¿Me puedes ver brillar en
cada cosa que haga?”, ¿Qué escuché con mis oídos? Su sufrimiento, vi sus
carencias. Al caminar vi unas granadas desactivadas que habían aventado una
noche, y se podía Leer: “Hecho en USA”. Hay
que conectar con las necesidades del otro. Eso es poderoso porque la gente
ve que te importa cómo están; no se trata de ganar sino de conectar en ese
nivel. Le contesté: “¿Estás furioso porque mi país no ha sido capaz de
satisfacer tus necesidades?”. Se quedó bloqueado y dijo: “Tienes razón, no
tenemos casas y envían armamento”. Dije: “¿Quieres que comprenda lo que es
vivir en estas circunstancias?”. Treinta minutos después me invitaba a una
comida. Ahora tenemos una escuela de comunicación no violenta en ese campo de
refugiados, todo gracias a la tecnología de ponernos “orejas de jirafa”.
Ver conferencia completa: Comunicación no
violenta. Marshall Rosenberg https://youtu.be/C50SD-SDBKg
¿Cómo
expresar nuestra sincera gratitud, sin confundirla con los halagos, elogios o
cumplidos? Las recompensas traen violencia. Las
recompensas funcionan por un tiempo breve, hasta que la persona se da cuenta de
la manipulación. Es mejor expresar una gratitud sincera: hacemos una
observación clara, le decimos a la gente cómo nos sentimos y cuáles son
nuestras necesidades. Dime qué he hecho para enriquecer tu vida.
Ahora, ¿cómo recibir la gratitud de una manera no violenta? “Es nada”. A los lobos les aterroriza recibir
gratitud. Hay que recibir la gratitud con empatía, con la misma empatía con que
recibimos el dolor de una persona. Es el lenguaje de la vida, nos ayuda a estar
conectados con la vida momento a momento; pero es difícil recibir la gratitud
si hemos sido educados como lobos. “Es nuestra luz, no nuestra oscuridad, lo
que nos asusta”, dice el poeta.
No estamos acostumbrados a ver el poder que tenemos para
enriquecer la vida, no fuimos educados para ver que tenemos esta energía
divina, y que no hay nada que nos guste más que eso. Requiere liberarnos del
lenguaje que se nos enseñó: de castigo, recompensa, halago, inducción de culpa.
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