LA GUADALUPANA O GUALUPITA
CATÓN ESCRIBE Hoy no podremos ir a tu casa, Madre Nuestra. Pero no estarás sola: tienes a tu Hijo del cielo y nos tienes a nosotros, tus hijos de la tierra... Yo soy mariano, y Mariano me habría gustado ser, como mi padre. Soy mariano porque por encima de todas mis debilidades sigo amando a María, madre de gracia y madre de misericordia; esclava que se hizo reina, reina que se hizo esclava. No soy digno, lo sé, ni de decir su nombre, pero lo pronuncio con la osadía del enamorado, igual que el saltimbanqui que hizo acrobacias ante la imagen de Nuestra Señora porque no conocía otra oración que la de sus piruetas. En mi desmañada teología la Virgen es la dimensión femenina de la divinidad. El Dios en que yo creo es amoroso, pues nació de mujer, de una mujer virgen y al mismo tiempo madre. Más sabiamente que cualquier mariología lo explica la sapiencia popular: "Óigame usted, Santos Flores,/ que le voy a preguntar:/ ¿cómo, pariendo la Virgen,/ doncella pudo quedar?"./ "Esc...