¿Qué pierdes con hacer oración?
Le preguntaron a un hombre: - ¿Qué ganas al hacer oración? - Nada…, pero déjame decirte lo que he perdido: la inseguridad, la ira, el egoísmo exagerado, la depresión y el miedo a la muerte. En una ocasión le preguntaron al Cardenal Bergoglio cómo debía ser la oración: A mi juicio debe ser en cierta manera una experiencia de claudicación, de entrega, donde todo nuestro ser entre en la presencia de Dios. Es allí donde se producirá el diálogo, la escucha, la transformación. Mirar a Dios, pero sobre todo sentirse mirado por Él. En ocasiones la experiencia religiosa en la oración, en mi caso, se produce en mi caso cuando rezo el Rosario o los salmos, o cuando celebro la Eucaristía. Pero cuando más vivo la experiencia religiosa es en el momento en que me pongo a tiempo indefinido delante del sagrario, a veces me duermo sentado dejándome mirar. Siento como si estuviera en manos de Otro, como si Dios me tuvie...