El título “Cantar de los cantares” es un superlativo, como “vanidad de vanidades” (Eclesiastés 1,2). Quiere decir que esa canción es superior a todas. Ocupa el primer lugar en la literatura mística de todos los tiempos. No se exhibe aquí un amor prohibido o culpable, sino una relación legítima entre esposos. Dios quiere aplicar aquí, a los grandes misterios de su amor con la humanidad la más vigorosa de las imágenes: la atracción de los sexos. Sabe que todos la comprenderán porque todos la sienten, y en ello no ha de verse lo prohibido sino lo legítimo del amor matrimonial. De este sublime poema se ha dicho: “El que vea mal en ello, no hará sino poner su propia malicia, y el que sin malicia lo lea buscando su alimento espiritual, hallará el más precioso antídoto contra la carne”. Straubinger explica que el misterio que Dios esconde en este libro no ha sido todavía penetrado en forma satisfactoria. El breve libro es sin duda el más hondo secreto de la Biblia, por eso es forzos...