Madre de Dios y madre nuestra
Santiago Martín, en una reflexión, comentaba que muchos acudimos a nuestra Madre en busca de consuelo o de algún favor. Le decía una madre a su hijo, ante una necesidad, una expresión que se usa en España: “En el cielo, es María quien parte el bacalao”. “Madre, no te merezco, pero te necesito”. Y ante una aflicción, Ella nos dirá lo que a Juan Diego: “¿No estoy aquí que soy tu madre?”. La tenemos permanente en el Cielo como Abogada nuestra. Hay un chiste que dice que San Pedro le dice a Dios: “Veo gente en el Cielo a las que yo no he dejado entrar”. Dios llama a San Miguel y le pide que haya una investigación. Regresa San Miguel y dice. Detrás hay una puerta chica y la Virgen deja pasar por allí a muchos. Contesta Jesús: “Déjala, son cosas de mi Madre”. San Agustín decía: “Si no puedes evitar pecar, al menos odia el pecado que haces”. Si no queremos ser santos, al menos hay que desear quererlo, el menos vive pidiendo perdón. El amor que sentimos por María, que es maravill...