Enfermera narra lo que no dicen los libros
La enfermera Amaya Martínez Gómez, de Bilbao, dio su testimonio de cuando trabajó en una clínica para hacer abortos. Narra lo que los libros no cuentan y es lo siguiente: Cuando el bebé siente que algo pasa en su ambiente percibe que aumenta el latido cardiaco de su mamá y también aumenta el suyo por ansiedad. A las madres que van a abortar se les prohíbe mirar el ecógrafo, porque se distingue a un bebé con vida. El ginecólogo se pone un mandil de carnicero para que los restos humanos no le salpiquen. Cuando un instrumento penetra en la vagina, el bebé se defiende, corre desesperadamente buscando un lugar donde esconderse, pero no lo halla. Se meten unos hierros cuya longitud y de grosor dependen del tamaño del bebé. Esos hierros desgarrarán el cráneo, pecho, tórax y demás; no es rápido. Luego se introduce una aspiradora que succiona con fuerza el resto del cuerpecito. Los restos de los niños se echan al cubo, es como una fosa común, que luego se vacía a un triturador. Yo vaci...