María, Hija predilecta del Eterno Padre
Dios Padre dijo de Jesucristo en dos ocasiones: “Este es mi hijo amado en quien me complazco” (Mateo 3, 17; 17,5). En el momento de la Concepción Inmaculada, al verla surgir en medio de la corrupción universal, tan pura, tan hermosa, tan santa, Dios Padre pudo haber dicho de la virgen María: “Esta es mi hija amada en quien he puesto mis complacencias”. La Virgen María fue preservada del pecado original en orden a los méritos de Cristo, es decir, nunca estuvo sujeta al pecado. En el momento de su concepción inmaculada , la Virgen recibió al Espíritu Santo para hacerla “más santa que todos los santos, más excelsa que los cielos, más gloriosa que los querubines, más honorable que los serafines, más venerable que cualquier criatura” (J.G. Treviño). En la Encarnación, la virgen concibió al Hijo del Altísimo, por obra del Espíritu Santo, para hacerla Madre de Dios . La tercera vez que el Espíritu Santo descendió sobre ella fue el día de Pentecostés. Ella estaba acompañada de l...