Humildad personal y colectiva

Un cuento para niños de Mons. Aguiar Retes dice: En tiempo de Cristo Jerusalén era la ciudad más hermosa para los judíos. Un cuento sobre ello narra que la Sagrada Familia fue al Templo de Jerusalén y Jesús vio a un vendedor prepotente que cobraba más de lo establecido y se metía a la zona sagrada. Jesús dijo: “Si yo fuera grande lo sacaría”. Oyó que otro hombre decía: “No soy digno de entrar al Templo, soy un pecador”. El Niño le dijo: “Si estás arrepentido puedes entrar al Templo”. Luego el Niño le dijo a sus padres: He visto que aunque el Templo es uno cada cual ofrece un corazón distinto”. El antiguo pecador dijo: “Señor, hoy me has hablado por medio de un Niño y comprendí que eres misericordioso y bondadoso”. La virtud de la humildad se basa en la verdad de las cosas. El cardenal Carlo Caffarra contó: “Cuando yo era un joven sacerdote, leí la Regla de San Benito y tropecé con el capítulo sobre los grados de humildad. Me dije a mi mismo que era imposible llegar al g...