El salario mínimo nació muerto y el “gasolinazo”
Hay que buscar un reparto más equitativo de las riquezas, por justicia y porque el nuevo nombre de la paz es el progreso. Quedó prácticamente pulverizado el aumento al salario mínimo con el alza de los combustibles. Es un abuso y una burla de diputados y senadores. Una gota de gasolina derramó el vaso de la tolerancia social, pero la lista de los agravios acumulados es mucho más larga, y lo peor es que el gobierno ha perdido la brújula, el control y los argumentos. La gente sabe que ha sido engañada. Los funcionarios de alto rango ganan mucho, se otorgan aguinaldos y bonos de escándalo, se mueven en vehículos oficiales, reciben subsidios y cuidan su salud en los mejores hospitales. La narrativa económica oficialista se diluye en un hecho contundente: los sueldos no alcanzan. El país se encamina al final del sexenio, que podría convertirse en una crisis de final de un régimen que no respondió a las expectativas creadas, ya que la clase política hace cálculos tanto egoístas co...