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Espíritu de verdad

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  El Espíritu Santo va eliminando ese arsenal de concupiscencias y rebeldías opuestas a la gracia. Esto puede hacerse en años o en un instante, como lo hizo Dios con Dimas, el Buen Ladrón. Una oración al Espíritu Santo que se rezaba antes de algunas sesiones del Concilio Vaticano II dice así: “Espíritu Santo, muéstranos qué esperas de nosotros para que con tu auxilio podamos darte gusto en todo” . Santo Tomás de Aquino señala de manera general que es por el don de la caridad como el alma es asimilada al Espíritu Santo, porque el Espíritu Santo es esencialmente amor. Es el Amor del Padre y el Amor del Hijo. El Padre nos ama en su Hijo con el amor con que ama eternamente a su Hijo. San Agustín apropia el Poder al Padre, la Sabiduría al Hijo y la Bondad al Espíritu Santo. No hace más que seguir a la Sagrada Escritura que dice llama a Cristo la Sabiduría (Co 1,25). Los que se dejan conducir por el Espíritu Santo sienten toda clase de felicidad dentro, mientras que los malos cristia

Retablo de colores: La vida emocional

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  Los sentimientos tienen dos caras; alegría y tristeza, amor y desamor, paz y ansiedad, generosidad y egoísmo, entusiasmo y mal humor… El águila bicéfala mira hacia el pasado y hacia el futuro. Los sentimientos pertenecen al campo de la afectividad. Los sentimientos positivos o negativos nos acercan o nos alejan de las personas. Las pasiones son estados afectivos más intensos que tienden a nublar la razón. Las fronteras entre sentimientos, pasiones, emociones y motivaciones son borrosas, unas y otras se cruzan . Las tres grandes herramientas de nuestro patrimonio psicológico son la afectividad, la inteligencia y la voluntad, afirma el psiquiatra Enrique Rojas. La inteligencia abre una ventana para acercarse a lo que ve, la voluntad toma las decisiones, en cambio, “el sentimiento es un paisaje interior que refleja lo que está sucediendo en la intimidad de la persona” ( Comprende tus emociones , p. 27). Es vital echar fuera las ideas negativas y los presagios que distorsionan nues

Atados a fantasmas del pasado

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  Estamos atados a un pasado que, la mayoría de las veces es sólo una invención para justificar nuestro temor al cambio . Los fantasmas no siempre se ven de forma clara de allí que se les llame “fantasmas”. No existen en el presente, pero influyen en él. Amamos nuestro pasado y somos reacios a dejarlo atrás ya que es lo que sostiene nuestro ego. Cuando nos encaramos con nuestro pasado podemos descubrir que no fuimos la víctima sino el verdugo. Una amiga me contaba que durante 14 años le echaba la culpa a su suegra de lo que no iba bien en su matrimonio, hasta que por fin tuvo una luz especial, y se dio cuenta de que la culpa era de ella y no de su suegra. Y estaba feliz de haber descubierto un “fantasma” que la hacía infeliz. Otras veces tenemos prejuicios contra una o más personas, y luego descubrimos que eran “fantasmas” que nos alejaban y no ayudaban a que reconociéramos el valor de esas personas. Había un muchacho que tenía 30 años, era un poco solitario y triste. A través d

Ascensión

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  Los discípulos estaban llenos de alegría cuando volvieron del monte de los Olivos a Jerusalén. La ascensión del Señor era la última aparición del resucitado. Esta despedida tiene en sí algo triunfal y esperanzado, esta vez Jesús no se ha marchado a la muerte, sino a la vida. Lo que en ella haya sucedido es la llegada de lo definitivo de la redención, de manera que el conocimiento se hace alegría. San Lucas nos cuenta que en los cuarenta días posteriores a la resurrección Jesús se mostró a sus discípulos, explicándoles las cosas del reino de Dios. Los discípulos ya no conocían a Jesús y su mensaje simplemente desde fuera, sino que éste vivía en ellos mismos. Jesús extendió las manos y los bendijo, cuenta San Lucas, y mientras bendecía desapareció. “Las manos de Cristo se han convertido en el techo que nos cobija, y, a la vez, en la fuerza de apertura que abre hacia arriba la puerta del mundo (…). El acontecimiento que los discípulos habían experimentado había sido bendición, y de

Ascensión

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  Los discípulos estaban llenos de alegría cuando volvieron del monte de los Olivos a Jerusalén. La ascensión del Señor era la última aparición del resucitado. Esta despedida tiene en sí algo triunfal y esperanzado, esta vez Jesús no se ha marchado a la muerte, sino a la vida. Lo que en ella haya sucedido es la llegada de lo definitivo de la redención, de manera que el conocimiento se hace alegría. San Lucas nos cuenta que en los cuarenta días posteriores a la resurrección Jesús se mostró a sus discípulos, explicándoles las cosas del reino de Dios. Los discípulos ya no conocían a Jesús y su mensaje simplemente desde fuera, sino que éste vivía en ellos mismos. Jesús extendió las manos y los bendijo, cuenta San Lucas, y mientras bendecía desapareció. “Las manos de Cristo se han convertido en el techo que nos cobija, y, a la vez, en la fuerza de apertura que abre hacia arriba la puerta del mundo (…). El acontecimiento que los discípulos habían experimentado había sido bendición, y d

¿Cómo quiere la Virgen María que seas?

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  Los mensajes de la Virgen que se repiten en sus apariciones son: Humildad, humildad, humildad. Penitencia, penitencia, penitencia (Lourdes, Francia). Oren, oren mucho y hagan sacrificios por los incrédulos. Quienes depositen su confianza en mí serán salvados (Akita, Japón). Nuestro camino de la fe está unido de manera indisoluble a María, desde que Jesús, muriendo en la Cruz, nos la dio como Madre. Santa María se revela a una vidente de Madrid: “Quiero que seas la dulzura personificada, porque yo lo soy… Jamás contesto airada. Nunca grito, presa de los nervios ni incapaz de dominar mi carácter. Siempre Mansa y Humilde… No soy conformista, soy luchadora; pero en esta lucha no impongo. No impongo mi forma de ser ni mis criterios. Sólo los propongo. No soy la que siempre regaña, ni la que siempre está seria... No soy la que ve el lado malo de las cosas y siempre piensa en ello. Soy la que doy Vida y Alegría. Soy la que aliento. ¡Soy la que animo! Soy la que tiene la confianza en las

Ser mujer es un reto

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Ser mujer es un reto   Un embajador persa en la antigua Grecia, en Esparta, quedó sorprendido al ver el respeto y consideración de los espartanos con sus esposas. Le comentó su sorpresa a la mujer de Leónidas, preguntando porqué se les trataba así. Y ella le contestó: - Sólo ellas saben hacer hombres. Ser madre es un reconocimiento que se logra con la energía de amar, guiar, acompañar y proteger a los hijos. La madre transforma el yo en el nosotros . Es un proceso dulce y amargo a la vez, pero cada una pone el acento en donde quiere. La mujer casada no debe descuidar su arreglo personal, ya que eso influye mucho en el trato con el esposo. La mujer puede hacer las mismas cosas que el varón, pero sólo ellas pueden ser buenas madres. La virtud se vierte fácilmente del corazón de la madre al corazón de sus hijos. Ningún tesoro se compara a ella, y aquí se incluye, por supuesto, a las madres solteras. Toda mujer quiere ser madre, y desea lo mejor para sus hijos. Lo mejor para un hijo