No “quemes” tu juventud

 

Durante un masivo y festivo encuentro con los jóvenes genoveses, en mayo del 2008, en el marco de su visita a Génova, el Papa Benedicto XVI recordó que Jesús es el único amigo que nunca defrauda. La bondad y la generosidad mantienen la verdadera juventud en los corazones, a pesar de los años que pasan velozmente”, dijo el Santo Padre a una multitud de jóvenes entusiastas reunidos en una lluviosa mañana en la Plaza Matteotti.  “Si un joven descubre los verdaderos y grandes valores nunca envejece”; pero para ello es necesario “no seguir las modas que se queman en un instante, en una carrera frenética y aturdida”.

Benedicto XVI insistió luego en la necesidad de acompañar su entusiasmo con una sólida formación en la fe, “para responder a las múltiples preguntas juveniles sobre la vida, la fe cristiana y la Iglesia”, para “salir al paso de la aridez y del desierto del alma, de las dependencias de mitos llamativos y de las mentiras difundidas, de los lugares comunes del pensamiento”; para “entrar en el centro de las cuestiones decisivas, debatidas hoy sin una fe pensada y una razón entrenada para percibir la verdad de los valores y presentarlos con sereno rigor al que no tiene la luz de la fe”.

El Santo Padre también destacó la formación como un medio “para ser misioneros valientes y alegres, equipados culturalmente para anunciar a todos que Jesús es la razón suprema de la vida y de la juventud”.

Durante el encuentro, el Pontífice entregó el Evangelio a algunos jóvenes como signo de envío misionero y destacó: “¡Id!, queridísimos jóvenes, a vuestros ambientes de vida, a vuestras parroquias, a los barrios más difíciles, a las calles. ¡Anunciad a Cristo Señor, esperanza del mundo! Cuanto más el hombre se aleja de Dios, su Manantial, más se pierde a sí mismo, la convivencia humana se vuelve difícil y la sociedad se desmorona. Permaneced unidos entre vosotros, ayudaos a vivir y a crecer en la fe y en la vida cristiana, para poder ser testigos valientes del Señor”.

Unidos, pero no encerrados. Sed humildes, pero no pávidos. Sed sencillos, pero no ingenuos. Sed reflexivos, pero no complicados. Dialogad con todos, pero seguid siendo vosotros mismos”, describió el Papa.

El Papa concluyó invitando a los jóvenes a permanecer en comunión con los sacerdotes y los obispos. “Vosotros tenéis necesidad de ellos y ellos – todos nosotros – tenemos necesidad de vosotros”.

“Cada uno de vosotros, queridos jóvenes, si permanece unido a Cristo y a la Iglesia puede cumplir grandes cosas”, dijo finalmente el Pontífice.

 

El Papa Francisco habla también a la juventud

 

En la exhortación apostólica “Cristo vive”, del Papa Francisco, dice que “la juventud es una época original y estimulante de la vida, que el propio Jesús vivió santificándola”. “Ser joven, más que una edad, es un estado del corazón” (n. 34).

Esa Exhortación dice que nos dejemos renovar y que estemos atentos a los signos de los tiempos.

El modelo de belleza es un modelo juvenil, significa que los adultos quieren robar la juventud para ellos, no que cuiden a los jóvenes.

En los jóvenes también están presentes los golpes, los fracasos, los recuerdos tristes clavados en el alma. Muchas veces son las “heridas de las derrotas de la propia historia, de los deseos frustrados, de las discriminaciones e injusticias sufridas, del no haberse sentido amados o reconocidos”. Además “están las heridas morales, el peso de los propios errores, los sentimientos de culpa por haberse equivocado”. Jesús se hace presente en esas cruces de los jóvenes, para ofrecerles su amistad, su alivio, su compañía sanadora (n. 83). En todas las situaciones oscuras o dolorosas hay salida. Y el Papa acaba diciéndoles: “Dios te ama”. Los que vivimos en esta época somos el ahora de Dios.

 

 


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