Pequeña historia de María de Tucumán (Argentina)
Historia de la vida real que habla de la nobleza de alma de una pobre mujer.
María vive en el norte de Argentina, en Tucumán. A pesar de
ser pobre da de comer a otros. De sus muchos hijos, dos de los mayores son
asaltados, es disparan y quedan muy graves. María vende su casa para afrontar
los datos, pero a pesar de ello sus hijos mueren y pierde su casa. Entra en una
profunda depresión. Busca trabajo y una señora se lo da, de empleada en su
casa. El primer día le dice
-Esta es tu casa, dispón de todo lo que necesites.
La mujer de la casa le manifiesta que es muy bienvenida.
María se va al fondo de la casa y se pone a llorar. La mujer de la casa la
consuela, y María le cuenta su historia. La mujer le dice:
- Ven. Te voy a llevar a un lugar donde vas a encontrar la
paz.
María se resiste, pero finalmente accede.
Y la lleva a una capilla de adoración perpetua. Ella no
sabe explicarlo, pero encuentra la paz y el gozo. Sale exultante.
Sus hijos la ven diferente. Ella les dice que está
enamorada. Sí, ama a Jesús.
Decide ir a ver al agresor de sus hijos a la cárcel. Le da
un abrazo y le dice que lo perdona. Luego el delincuente sale de la cárcel con
libertad condicional. Ella lo visita y le dice que lo va a dejar. Él le dice:
-Si me dejas, voy a volver a las drogas y a la delinquir,
no me dejes.
Le dice entonces que lo va a llevar a un lugar: a la
capilla. Se vuelve catequista, misionero y va con ella a las villas. En el
ínterin se enferma un nieto de 15 años de ella y el ex delincuente paga los
medicamentos
En una misión a María le roban el celular. Ella alcanza a
tomar a uno, le da un abrazo y le dice que lo perdona. Lo dice de ir a la
capilla y él se deja llevar. Aquel muchacho cae en el reposo del Espíritu,
especie de desmayo. Cuando se repone dice que va a buscar al otro para que le
devuelva el móvil. Ella dice que no le interesa el celular sino su conversión.
Durante el confinamiento va a cubrir horas descubiertas de
la adoración perpetua al Santísimo Sacramento. Hace hora santa, es decir, se
queda toda la noche en oración. Vive en un lugar peligroso, y, en una de sus
salidas de noche, hay una redada de la policía. En su mochila ¿qué le
encuentran?: la Biblia, una cacerola. Finalmente, policías y delincuentes
acaban en la capilla de adoración al Santísimo.
Narra Justo Lofeudo.
Historia de la vida real que habla de la nobleza de alma de una
pobre mujer.
María vive en el norte de Argentina, en Tucumán. A pesar de
ser pobre da de comer a otros. De sus muchos hijos, dos de los mayores son
asaltados, es disparan y quedan muy graves. María vende su casa para afrontar
los datos, pero a pesar de ello sus hijos mueren y pierde su casa. Entra en una
profunda depresión. Busca trabajo y una señora se lo da, de empleada en su
casa. El primer día le dice
-Esta es tu casa, dispón de todo lo que necesites.
La mujer de la casa le manifiesta que es muy bienvenida.
María se va al fondo de la casa y se pone a llorar. La mujer de la casa la
consuela, y María le cuenta su historia. La mujer le dice:
- Ven. Te voy a llevar a un lugar donde vas a encontrar la
paz.
María se resiste, pero finalmente accede.
Y la lleva a una capilla de adoración perpetua. Ella no
sabe explicarlo, pero encuentra la paz y el gozo. Sale exultante.
Sus hijos la ven diferente. Ella les dice que está
enamorada. Sí, ama a Jesús.
Decide ir a ver al agresor de sus hijos a la cárcel. Le da
un abrazo y le dice que lo perdona. Luego el delincuente sale de la cárcel con
libertad condicional. Ella lo visita y le dice que lo va a dejar. Él le dice:
-Si me dejas, voy a volver a las drogas y a la delinquir,
no me dejes.
Le dice entonces que lo va a llevar a un lugar: a la
capilla. Se vuelve catequista, misionero y va con ella a las villas. En el
ínterin se enferma un nieto de 15 años de ella y el ex delincuente paga los
medicamentos
En una misión a María le roban el celular. Ella alcanza a
tomar a uno, le da un abrazo y le dice que lo perdona. Lo dice de ir a la
capilla y él se deja llevar. Aquel muchacho cae en el reposo del Espíritu,
especie de desmayo. Cuando se repone dice que va a buscar al otro para que le
devuelva el móvil. Ella dice que no le interesa el celular sino su conversión.
Durante el confinamiento va a cubrir horas descubiertas de
la adoración perpetua al Santísimo Sacramento. Hace hora santa, es decir, se
queda toda la noche en oración. Vive en un lugar peligroso, y, en una de sus
salidas de noche, hay una redada de la policía. En su mochila ¿qué le
encuentran?: la Biblia, una cacerola. Finalmente, policías y delincuentes
acaban en la capilla de adoración al Santísimo.
Narra Justo Lofeudo.
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