El amor logra lo imposible

 


El doctor Mario Alonso Puig diagnostica: Estamos muy atrapados por el miedo, no sabemos si la otra persona va a reaccionar bien ante mi amistad. Ese miedo evita manifestar el amor. Tú amas porque has decidido ser de esa manera y no esperas que se te devuelva. El árbol no se plantea si la persona que está a su sombra lo merece o no, es su naturaleza: dar sombra al que viene a él.

El amor es el gran descubrimiento. El universo entero vibra de acuerdo a esa frecuencia. Muchas veces no sabemos amar de esa manera; no es una utopía, es felicidad. No puede haber felicidad sin amor, si puede haber bienestar sin amor. El amor es el gozo del corazón. Tenemos un cuerpo, pero no somos sólo cuerpo, somos espíritu. Tendemos a ignorar cualquier realidad espiritual.

Arrastramos un sentimiento de culpa dañino, que nos define como seres malos, defectuosos, no merecedores de ser felices, entonces, la distracción nos hace sentir bien.

La dimensión espiritual tiene dos ramas, una es el amor y otra es el perdón. No podemos avanzar en esta dimensión si no avanzamos en esas dos ramas. La dimensión espiritual es parte del camino. El lenguaje afecta lo que percibimos. En el amor hay que distinguir entre sentimiento y elección. Si un recuerdo me trae enfado o miedo. El amor tiene la dimensión de la elección. Me gustaría relacionarme de una manera diferente. El amor como ágape es llevar luz a la oscuridad. El problema es que no sabemos cómo perdonar y cómo amar. Por ejemplo: Cuando elijo perdonar se me va la ira y la rabia.

Querríamos, pero no podemos. La grieta es tener la disposición para que empiece a penetrar esa pequeña luz. El camino de despertar es el camino para aprender a amar. Amar es transformar. La medicina más poderosa y más desconocida es el saber amar.

Cuando nosotros nos damos cuenta de que más allá de la dualidad existe unidad, nos damos cuenta que no están enfrentados. Lo que surge de la combinación es creatividad, alegría, confianza, paz interior. Encontrar esta complementariedad es el arte de las artes. Convierte el odio en conexión, la desesperanza en alegría.

¡Cuántas cosas eran consideradas imposibles! Tenemos que ser capaces de abrazar a las personas, aunque nos cueste. Lo que se abraza se transforma. Los abrazos sanan heridas. Muchas enfermedades físicas que son la expresión de heridas no sanadas. La autoestima no es arrogancia, no es creerse más que otros, es un amor propio ordenado, es reconocer nuestro valor, independientemente del reconocimiento. La autoestima te ayuda a ver que tienes la capacidad de ser feliz y ayudar a otros a serlo. Cometer errores no te convierte en fracasado, has adquirido experiencia. La autoestima no consiste en humillar a otros, sino que es volver a conocer lo que habíamos olvidado. La autoestima tiene que ver con lo que uno se dice a sí mismo.

Las heridas se proyectan en la vida adulta si no se han sanado. Hay que sanar el presente. Hay que soltar los castigos, los prejuicios, los malos recuerdos y las culpas. ¿Qué hay detrás de esto? A veces por comunidad no se desvelan las cosas, es fundamental que las heridas del niño interior se sanen.
Hay personas indulgentes con los demás y duras consigo mismas. Y hay personas duras con los demás, pero indulgentes consigo mismas. Hay que entender que todos cometemos errores, que la vida es un aprendizaje continuo. Se trata de fluir porque es nuestro estado natural. Lo natural no es rozar con todo y con todos.

No hay un universo indiferente, es un viento que quiere movernos en la dirección correcta, pero no le dejamos espacio por nuestra soberbia. Se vive con más salud y mejores relaciones si vivimos con entusiasmo e ilusión. “Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo”, decía un filósofo. La bondad no es la blandura ni decir sí a todo, la bondad es incluir a la otra persona en el concepto de bienestar, que no te sean indiferentes a los demás.

Martin Buber decía: “la elipse tiene dos círculos, tú y yo”. Hay que incluir al otro; no debemos ser una “isla”. La bondad es rentable, el cuerpo mejora. Cuando sientes que no eres indiferente, el cuerpo mejora. Desde el punto de vista mental, una persona bondadosa ha logrado superar su egoísmo, le importa lo que sienten los demás. Esa persona va a vivir mejor y más feliz porque se va a sentir más querida. La bondad transmite apertura. Una persona valiente abre los brazos, se da como regalo; transmite fortaleza interior.

No es el milagro el que hace al creyente, es el creyente el que da lugar al milagro. La clave es ayudar, sanar, dar luz, ponernos en el lugar de la otra persona. Una persona puede ser muy cruel en un sitio y muy afable en otro lugar, esa persona no es bondadosa.

Entender la compasión y la bondad es un primer paso, luego hay que explorar. En vez de decir a mis hijos lo que tienen que hacer, preguntarles cómo se sienten hoy. “Cuando yo cambio todo cambia” (Epícteto, estoico s. I).

FUENTE: CONFERENCIA DE DR. MARIO ALONSO PUIG

https://youtu.be/sE6p--34ZFQ

 


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