Gestos humanos
Los gestos faciales son expresiones que se hacen con
los rasgos del rostro para transmitir emociones, impresiones, procesos
cognitivos, esfuerzo físico y temor, entre otros. Son un lenguaje universal que
trasciende las barreras del idioma.
Las expresiones faciales son los cambios que ocurren
en nuestro rostro como expresión de cambios emocionales internos. A veces nos
preguntan: “¿Qué te pasa?”, con solo ver la expresión de nuestra cara. Las
emociones generalmente son las que llevan el timón de nuestras vidas, desde
allí podemos tomar decisiones equivocadas sino pasan por la inteligencia y la
reflexión.
La risa, el llanto, arrugar la nariz o fruncir el ceño,
indican que la persona está reaccionando ante un estímulo.
Las emociones y los sentimientos son cambiantes y nos
pueden traicionar, por eso hay que cultivar la prudencia, la templanza y la
fortaleza para elegir lo que realmente nos conviene y no lo que nos emociona.
Existen expresiones faciales voluntarias e
involuntarias. Las involuntarias son controladas desde el tallo cerebral, que
controla las expresiones inconscientes y espontáneas. Por su parte, la corteza
motora se encarga de las expresiones voluntarias, que es la parte del cerebro
encargada de los movimientos intencionales y voluntarios. Por eso puede ser
fácil distinguir una sonrisa falsa.
¿Cuántos músculos tenemos en la cara? Aproximadamente
43 aunque algunos dicen que más debido a la superposición de músculos pequeños.
La cuestión es que debido a ellos la cara es de gran expresión, y es lo primero
que percibimos de una persona, su expresión.
¡Cuánto daño puede
causar una palabra áspera! Nadie puede calcular su alcance. Qué importante es
que nuestras palabras sean dulces y amables, incluso cuando corregimos.
También se dan
gestos de finura como llevar una tarjeta de felicitación o unas flores en un
agasajo. En el cumpleaños de un amigo, basta con una llamada o un watssup para
hacerlo sentir feliz. Es fantástico cuando una persona lleva a otra un pan, un dulce,
un pastelito o unas fotos sin esperarlo. Los detalles nos dan alegría, son
gestos de cariño.
Comparto una
experiencia gratificante que tuve al escuchar la conferencia del Dr. Ricardo
Castañón Gómez. Este doctor acostumbra reflexionar sobre el poder de la
palabra. En su libro Hábitos y actitudes, cuando la palabra hiere, afirma
que la palabra afecta al cerebro, tiene un efecto físico, de allí la
importancia de que la palabra sea constructiva. Cuando la experiencia ha sido
grata se produce dopamina, y hay cambios neuroquímicos. Cuando hay descontento
y pelea hay una reacción de adrenalina. Por eso, cuando la gente es peleonera
lo mejor es hablar en corto.
El autor explica
con acierto los distintos mecanismos que se registran cuando el hombre habla y
escucha. Se puede así comprender por qué muchos hablan de una manera y por qué
otros hacen del noble recurso verbal, un instrumento tan doloroso como un
bisturí mal maniobrado. Presenta perfiles realizados por primera vez, sobre las
características de aquellas personas que edifican o destruyen por medio de la
palabra. Por eso propone al lector la “eufonía”, o sea, un modo positivo y
constructivo del uso de la palabra, particularmente en un periodo de tanta
confusión e incomprensión psicosocial como el de hoy.
Cuando
hemos herido, dejamos huella. Un principio maravilloso es pedir perdón y
perdonar siempre, y si cuesta trabajo, le pedimos ayuda a Dios y Él ayuda.
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