Genes y vida del embrión humano
Fundamentación
científica del derecho a la vida de un embrión. Dr. Jerome Lejeune. Testimonio
del Prof. Jerónimo Lejeune ante la Asamblea Legislativa del Estado de Louisiana (7-VI-2009).
Las ciencias naturales y las ciencias jurídicas hablan, básicamente,
el mismo idioma. La constitución natural del ser humano tiene que ser definida
cuidadosamente en todas sus características. A estas características les
llamamos genes, que son transportados por los cromosomas.
Solamente uno, entre aproximadamente mil
millones de espermatozoides será el acogido para producir el nuevo conjunto de
información. Cada uno de nosotros tiene un momento de iniciación preciso en el
que toda la información genética se reúne en una célula, el óvulo fertilizado.
Y este es el momento de la fecundación, no existe la menor duda sobre esto.
El DNA
Sabemos que toda esta información está
escrita en una especie de cinta que llamamos DNA (ácido desoxirribo nucleico).
Es una molécula larga en la que, por medio de un código específico, están
definidas todas las características de la futura persona. La molécula de un
metro de largo que esté en el espermatozoide se enrosca tan apretadamente que
cabe en la punta de un alfiler. En el óvulo hay otra cinta de esas; en esas dos
cintas está todo codificado. La vida está escrita en un lenguaje
fantásticamente reducido.
Hoy sabemos que la vida es muy reducida a
lo que sucede en una cinta magnética en la que se ha grabado música, en la
misma cinta no hay notas ni músicos, y sin embargo, debido a que la cinta ha
sido codificada, podemos escuchar la música de Mozart.
Exactamente de la misma manera se ejecuta
la sinfonía de la vida. Está escrita mediante un código en la molécula del DNA,
y la primera célula descifra el código y toca vida humana. Con las nuevas
técnicas se puede decir si un embrión de siete días es hombre o es mujer.
Heffries, un colega inglés del profesor
Lejeune, experto en DNA, descubrió que cada uno tenemos un patrón propio semejante
al código de barras específico para cada uno. Si comparamos el código de barras
de una persona al de su padre y madre, encontramos que tiene la mitad de líneas
también se encuentran en la del padre y la otra mitad en las de la madre.
Decíamos que al inicio de nuestra vida
tenemos dos metros de cinta, pues bien, la cantidad de letras escritas en ellas
es cinco veces mayor que las de la Enciclopedia Británica, pero se van
descifrando poco a poco a lo largo de la vida.
El mensaje masculino le dice a la primera
célula cómo construir la membrana que va a proteger al bebé y cómo construir la
placenta que tomará las provisiones de la sangre de la mamá; así, de hecho, el
hombre tiene en la primera célula el deber de conseguir el alimento y construir
el albergue, de construir la choza y salir a cazar. Por el contrario, el
mensaje femenino es el de cómo formar diferentes partes que al ser ensambladas
o unidas formarán un bebé. La división de tareas que encontramos en los
adultos, están ya escritas en el diminuto lenguaje de la genética en la primera
célula de un milímetro y medio de ancho que es el epitome.
La primera célula transmite el mensaje con
algo de lo subrayado borrado, así que las nuevas células empiezan a leer otras
partes. La primera célula dice cómo una maquinaria que al final construirá el
cerebro.
El mensaje genético es vital y su
manifestación es vida, si el mensaje es un ser humano, el ser es un ser humano.
En 1973, no se sabía esto, cuando se dio el fallo “Roe vs Wade”, que legalizó
el aborto en EE.UU.
Jérome LeJeune falleció el 3 de abril de 1994. Descubrió la causa
genética del Síndrome de Down, y por ello recibió las más altas distinciones
que se otorgan a los expertos en Genética.
Resumen elaborado por Rebeca Reynaud
Fuente www.vidahumana.org
Traducción al
español de “Genes & Human Life”, publicado en ALL About Issues, Fall 1991.
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