Monstruos del amor humano o del matrimonio
La pareja es misterio de entrega y de acogida. Cuanto más
perfecta sea la entrega y la acogida, mejor, sino es así, se darán fracturas. Ser
una sola carne es entregarse, darse, acoger, recibir. Es el primero de los
pilares de un matrimonio. ¿Qué se entrega? El cuerpo, el tiempo, el afecto, el
pasado, el futuro y una lista larga. Tú tienes un pasado, y la Biblia dice que
ser pareja es un misterio de entrega y de acogida. Entregas lo que eres.
No se puede entregar sino lo que se es y lo que se tiene. En
esta entrega, destaca el papel del pasado, porque existen ilusiones,
percepciones falsas, como cuando pones en una olla agua caliente; en otra, agua
helada y en otra, agua tibia. Y luego metes una mano en la fría y otra en la
caliente, y luego metes las dos en la tibia; a una mano le parece fría y a la
otra le parece caliente el agua tibia. Es una ilusión.
El maquillaje también es una especie de ilusión óptica. La
ilusión óptica que padecen muchos es que se les olvida que cuando se unen en
matrimonio, acogen toda la vida de esa persona; con su pasado, presente y
futuro. Hay gente que no ha asimilado su pasado, entonces cargan una “pequeña
caja de monstruos”. ¿Qué traes en tus cajas? Hay una caja que no se ve, es la “caja
de los monstruos”, hay gente que ni siquiera sabe que existe. Allí hay heridas
y traumas del pasado. Hay hombres que tienen una dependencia de la madre, o
fueron hijos no deseados. El matrimonio implica la aceptación de todo el
paquete completo. Si uno no se conoce a sí mismo no sabe con qué equipaje llega
al matrimonio.
Hay gente que pisa fuerte y carga muchas inseguridades. Una
inseguridad típica del hombre es: ¿será que soy varón? El hombre vive esas
dudas que son monstruitos presentes. Esos monstruos no van a desaparecer porque
se les desconozca. Pasa el tiempo y engordan. Los métodos artificiales de
anticoncepción son el método más eficiente para evitar niños y para evitar
conversaciones, porque el método artificial pone una barrera entre el hombre y
la mujer. La T metálica (DIU) es abortiva porque impide la anidación. Cualquier
objeto que se ponga entre el hombre y la mujer facilita el placer rápido y hace
desaparecer la comunicación. Todo lo que frene el diálogo hace crecer los
monstruos. En cambio los métodos naturales obligan al diálogo: son métodos de
escucha profunda del cuerpo de la mujer.
La falta de comunicación provoca desastres. Cuando la
sexualidad funciona de esa manera los monstruos siguen creciendo y un día
revientan la caja y empiezan a caminar por la habitación. Un monstruo le dice
al varón: “¿Será que eres hombre? ¿Puedes conquistar a esa edad, con esa
panza…? Quizás sí, quizás no, pero tienes una tarjeta de crédito”. Entonces el
hombre reactiva un radar que es el terror de las mujeres casadas, que dice:
“Presa a la vista”. Lo peor que le puede pasar a una pareja es que deje “engordar”
a un monstruo. A la mujer también le entra otro monstruo: ¿Aún me ama mi
marido? Se siente insegura; duda de si la aman o no, y empiezan los celos.
Empieza ese proceso que se llama esculcar
en las cosas del marido. La mujer sufre en silencio.
Los psicólogos no acaban de entender la crisis del séptimo
año, y es que al séptimo año los monstruos ya no caben en la caja. ¿Había
alimento para todos? Sí. ¿También para los monstruos? Sí. Ella no se da cuenta
de que en el closet están engordando las cosas que trajeron del pasado. Deben
hablar de sus temores y de sus inseguridades. Además están cansados de tanto
trabajar para tener lo último de lo último. Llegan cansados por la noche y no
hay comunicación.
El principal problema de muchas parejas es la falta de
comunicación.
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