La Castidad en los adolescentes
Según cifras oficiales, sólo el 23% de los
adolescentes han tenido relaciones sexuales en México.
Hoy en día el ejercicio de la sexualidad va unido al
contagio y a la muerte. Los riesgos de contagio han llevado a revalorizar la abstinencia,
la fidelidad matrimonial y la monogamia.
Los padres de familia deben de explicar a sus hijos la
conveniencia de guardar su cuerpo para un futuro matrimonio, a fin de ser más
felices y de hacer feliz a su pareja. ¿Por qué esperar? Para amar más y mejor.
Hay que valorar en
primer lugar a la persona. Decir: “Mi futuro(a) esposo(a) vale tanto, que debo
esperar a estar preparado(s) y maduro para afrontar la vida matrimonial. Y si
he fallado, a partir de ahora vuelvo a empezar. La mayoría de los adolescentes desean desesperadamente normas y dirección. Probablemente no lo
reconozcan pero en el fondo desean que alguien les diga: “No más allá”, o
“hasta aquí”.
Paul Claudel, el autor de El Principito, le escribía a Jacques Rivière: La castidad te volverá vigoroso, alerta, pronto, penetrante, claro como
golpe de trompeta y espléndido como el sol de la mañana. La vida te parecerá
plena de sabor; el mundo, lleno de sentido y de belleza. A medida que avances,
las cosas serán más fáciles. Y los obstáculos que te parecían formidables, te
harán sonreir[1].
(Correspondence).
Vivir
la continencia sexual les ahorra el dolor de las enfermedades de transmisión
sexual, el problema de un embarazo no deseado y una serie de problemas
inimaginables, como tener que cargar con las consecuencias de un aborto. A
continuación mencionamos algunas pinceladas de las consecuencias de abortar.
La verdadera fuerza de los defensores del aborto está
en que no aceptan la castidad como conducta que puede ser exigida. Tal es el
modo más común de concebir y practicar la sexualidad, aunque la fuerza de la
verdad de las cosas, la ley natural, mantenga vivo el rechazo al aborto.
El sexo debe ser un encuentro, no un ejercicio.
Y si se queda en ejercicio, estamos cerca del hedonismo: la búsqueda del placer
individual, de la autosatisfacción, que es una de las patologías de la ética
del amor propio. Se busca el placer de uno mismo, e importa poco si otro se
encuentra bien o no.
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