“Pensé que estábamos enamorados”



Experiencias de una chica: “Pensé que estábamos enamorados”
Anne, de Estados Unidos, nos cuenta su historia, que es semejante a tantas otras historias de adolescentes: Conocí a Juan en la secundaria, y al poco tiempo nos hicimos novios. Era la primera relación seria que teníamos los dos, y estábamos locos el uno por el otro. Sabíamos que estábamos hechos el uno para el otro, y deseábamos con toda el alma terminar casados. Después de la secundaria planeamos ir a la misma universidad, y nos faltaba tiempo para hablar de “nuestras cosas” y de nuestro futuro. Nuestra comunicación era perfecta. Sabíamos en qué clase de casa queríamos vivir y qué coche conduciríamos. Cuando comenzamos a hacer el amor, calculamos que era aceptable puesto que era seguro que terminaríamos casándonos. Cuando llegamos a la universidad, utilizamos el mismo razonamiento para justificar el hecho de vivir juntos. En lo profundo de nuestro ser, sabíamos que lo que hacíamos era incorrecto. Según nosotros, nuestra relación estaba basada en Dios pero nunca abríamos la Biblia, y rogábamos solamente cuando había una crisis. Me dije que todo cambiaría cuando estuviéramos casados.
...Entonces apareció Jessica. Conocía a Juan pues había estudiado con él de vez en cuando, pero nunca pensaba en él para algo más en serio. Pasó el tiempo y yo casi no lo podría creer cuando él me confesó que había pasión entre ellos. El me dijo que su amor hacia mí "se había desvanecido" y que por eso no teníamos futuro. Guardé silencio. Ninguna discusión asomó. Todos mis sueños se fueron, rotos, al suelo.
El dijo que pronto me olvidaría de él, y, sobre los seis años pasados juntos se esfumarían como nada. Fue como si me dieran una sacudida eléctrica. Caminé las semanas siguientes en estado de zombi, intentando encontrarle sentido a lo que había sucedido. Pensé que conocía a Juan. Pensé que podría confiarlo en él. Pensé que estábamos enamorados, y no era así.
Mi vida aparecía como el valle más profundo y oscuro que hubiera imaginado. Era extraño, pues también era una etapa de esperanza. Digo eso porque en medio de mi desesperación, Jesús me buscó y yo lo encontré. Hasta entonces, nunca había sabido lo que significaba necesitarlo. Nunca me había sentido así de vacía y quebrantada... Grité a Dios, y Él vino y me tomó en sus brazos.
Siempre estaré agradecido para la paciencia increíble de Dios. Él continúa curándome. Yo todavía llevo la cicatriz de una herida profunda. Oí a alguien comparar el sexo premarital a los pedazos de papel que eran separados y pegados. No puedo pensar en una mejor manera para describir lo que me pasó. Las relaciones sexuales y el amor nos ensamblaron. Cuando la relación terminó, nos desgarraron. En un dolor inimaginable. Rompe mi corazón saber que no puedo deshacer el pasado, pero sé que puedo levantarme y seguir adelante. No todo está perdido, tengo a Dios que me apoya y me ama.
Todavía estoy luchando con la culpabilidad ... Cuento mi historia porque deseo que otros y otras se guarden de incurrir en la misma equivocación. Soy un testimonio vivo de cómo las pesadillas inesperadas pueden volverse realidad. Créanme, por favor: el dolor es verdadero, y nadie es digno de que se le engañe.

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