Una familia conmovedora
Rosa
Pich-Aguilera Roca, de Barcelona, dio una conferencia en el Club de niñas
Mirabel (SLP), a la que asistieron una veintena de madres de familia. Rosa narró
unas pinceladas de su vida. Sus tres primeros hijos nacieron con cardiopatías
congénitas, por tanto, un médico aconsejó: “No tengan más hijos”. Ella lo pensó
junto con su marido y decidieron una cosa:
- “Nadie
se mete en nuestra cama”.
Decidieron
decir que sí a un nuevo hijo porque es un hijo para siempre, para la eternidad.
Sus dos hijos mayores, con cardiopatías, han salido adelante, y actualmente tienen
más de 20 años. Pasó el tiempo y ya tenían 10 hijos. Fueron a la canonización
de San Josemaría y pidieron tener gemelos. Al año siguiente nacieron Pepe y
Pepa. Rosa comenta con buen humor: “Tengo 18 hijos con el mismo hombre y trabajo
media jornada en estampado de telas o en alguna otra cosa”.
La BBC
de Londres les invitó a participar en un programa: The Biggest Family of the World. Su esposo no quería pero
finalmente accedió ante la petición de Rosa de dar testimonio. Llegan y ven una
mesa redonda, así, en un golpe de ojo ves lo que pasa. A la mesa no está
invitada la TV ni los celulares o móviles. En una habitación duermes seis
chicos en literas, y debajo hay una cama de invitados, pues les gusta invitar
de vez en cuando a algún amigo. Les preguntaron: “¿Qué hacéis con la compra?”.
Respondió Rosa: “Se hace una compra on-line al mes: 10 docenas de huevos, 96
rollos de papel higiénico, etc. Si antes del mes se acaba la mantequilla no
pasa nada, se toma pan con pan”. Los hijos son muy deportistas, y esto ayuda a
que desfoguen fuerzas y no sean violentos.
La tercera
hija, Carmineta, no iba a vivir más de 3 años y llegó a los 18. A esa edad le tuvieron
que cambiar el marcapaso. Nadie se muere en el cambio de un marcapaso. A ella
explotaron las venas. Comenta Rosa: “No entendemos los planes del Señor pero
tiramos para adelante”. En las familias numerosas las alegrías se multiplican y
las penas se comparten.
En uno
de los viajes de trabajo de su marido se fueron a Croacia. Allí Rosa decide
escribir un libro del día a día en su casa y de cómo se organiza. Nace “el hijo
n. 19”: ¡El libro! Se titula: Cómo ser
feliz con 1,2,3… hijos.
Sólo
nos habló del tercer capítulo que trata de las “mejoras”. Una de las hijas
ayuda a hace una lista con el nombre de sus hermanos y anota las mejoras que
todos sugieren para su superación, una lista de encargos. En verano hace una
lista de mejoras y en invierno otra. Además, hacen asamblea: ¿Qué mejora
quieren poner a mamá? Y eligen alguna. Hacen un couching. Así, Tomás lloraba mañana, tarde y noche, el tercero de
los hijos de abajo para arriba. La mejora sugerida fue: “Llorar una sola vez al
día”; él necesita llorar así que sólo se lo moderaron ya que llora si pierde
los zapatos, si se le cae el vaso de leche… Pepa, desde que nació era una chica
seria. Le dijeron que su mejora era sonreír. A base de irla trabajando ha
adquirido una hermosa sonrisa. Cuqui es compradora compulsiva. Entre todos han
decidido que ella puede comprar una vez al mes. Al paso de unos años, fue de
compras y encontró unos zapatos de la talla de su mamá. No compró nada para
ella y le trajo zapatos a su mamá, La mejora de la mamá la sugirió el papá: “No
mandar al marido”. Cuando llegan a las 5 de la tarde del colegio, Rosa deja el
celular hasta las 8 pm.
Rezan
juntos el Rosario porque la familia que reza unida permanece unida. Les llega
la adolescencia a los hijos y dejan de rezar, pero tienen un examen difícil y
dicen: “Reza por mi examen”.
Una
vez Rosa encontró a una chica en la vía pública y le dijo: “He leído tu libro,
soy hija única, pero hemos hecho lista de mejoras y, hasta el día de hoy, los
tres vivimos bajo el mismo techo”.
Anita
es la hija cocinera. Da clases en el club de niñas y se la pasa bien. Una amiga
le dijo a Rosa: “Mi hija tiene quince años y todos los viernes se va a
callejear o a un bar”. Hay que encontrarle actividades más constructivas.
En
cierta ocasión Rosa y su marido viajaban para dar cursos de orientación
familiar por cuatro meses, estuvieron en Bielorrusia, Corea, etc. Su esposo se
sintió mal y suspendieron el viaje. Empezó a adelgazar y no le encontraban lo
que tenía. Finalmente le diagnostican cáncer con metástasis. Veían que era el
final. Una amiga que tiene una panadería les trajo pan, cuernos con chocolate. Tienen
una mortificación en cuaresma en familia que es no tomar chocolate. Lo recordó
uno. La mamá dijo: “Hoy es un día especial y tomaremos chocolate”.A los doce
días fallece el marido. Unas amigas dijeron: ¡Qué suerte que Rosa está arropada
con tantos hijos!
Una
participante en su conferencia le pregunta: “¿Cómo empezar a rezar en familia?”.
Rosa contesta: “El Papa quiere que recemos el Rosario en familia. Cada uno reza
un misterio y pone la intención que quiera. Los niños aguantan eso y más. Así
el demonio está menos cerca. Es arma tan poderosa. Trabajo, soy consejera en
varias empresas, voy a la compra y rezo el Rosario, y no me vuelvo loca porque
la Virgen me ayuda”. Otra madre de familia pregunta: “¿Cómo le hacen con la
cuestión económica?”. Rosa responde: “Dios nos ha creado para ser felices aquí
en la tierra. Gasto menos que en una familia de tres porque no compramos
caprichos. En casa no hay celular hasta los 18 años. Cuando uno reza ve las
cosas de otro modo, si hay más problemas, rezo más. Muchas veces me voy delante
del Santísimo y suplico: hazme ver porque me he ofuscado.”
El libro de Rosa está publicado por Ed. Palabra
y está traducido a 15 idiomas.
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