Errores en el noviazgo. Provocar los celos o las pasiones malsanas


Estar enamorado es haber idealizado al otro. Ser realista es conocerlo con sus puntos fuertes y débiles, y amarlo así. Lo normal es que los seres humanos cometamos errores pero es posible reconocerlos y enmendarlos. Los jóvenes deben amar con la inteligencia y con el corazón, no sólo con los sentimientos, ya que éstos son volubles y cambiantes.
Con frecuencia los novios no están preparadas para el matrimonio, y eso sucede cuando no piensan en hacer feliz al otro sino ser feliz yo.
Otras veces, las personas se preparan para la boda –con invitaciones, menú, trajes, flores, etc.- pero no para la vida en común. No se conocen porque pierden el tiempo en conversaciones vanas, en caricias o en relaciones íntimas, lo que luego impide ver con claridad las virtudes y defectos de la pareja porque las pasiones nublan la inteligencia.
No hay almas gemelas, todos somos diferentes, y hay que ver si seremos capaces de sobrellevar los defectos de la persona amada para toda la vida o no.
No hay que tener prisa para comprometerse ni tolerar presiones ya que se va a dar un paso muy importante para la felicidad o desgracia. En el noviazgo se ha de estar atento a cualquier señal de que se dio con la persona equivocada.
Se puede dar el error de casarte solamente porque tu pareja te parece atractiva; la apariencia física está condicionada por el tiempo. Hay que analizar cómo ve esa persona la posibilidad de tener hijos o no, su educación, sus valores morales, el fin de la existencia, el sentido de la vida, el dolor, el trabajo y la familia. Casarse con la idea de no tener hijos hace que ese matrimonio sea nulo. Ten en cuenta, además, que te casas con la historia familiar de esa persona y con su equipaje emocional.
Es un error provocar celos en el otro intencionalmente –implica inmadurez-, o elegir a una persona celosa, violenta, de mal genio o viciosa, porque no va a cambiar.
Es un error pensar que la tecnología, el trabajo y/o los amigos son más importantes que la familia. Todo tiene su lugar: el trabajo y el descanso, las relaciones amistosas y la familia.
Abandonar una relación sin dar una explicación habla mal de esa persona, refleja su inmadurez y su incapacidad de enfrentar la realidad.
Tú puedes cambiar tu manera de vivir o de pensar pero raramente vas a cambiar la de los demás. Si ella o él es ateo, agnóstico o indiferente a Dios, puede cambiar pero si no cambia, no te conviene seguir con esa relación pues no tiene un sustento sólido.

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