Amar al mundo
Amar al mundo
Alejandro Manzoni en su obra literaria, Los Novios, describe gráficamente como
conseguir el bienestar: “El hombre, mientras permanece en el mundo es un
enfermo que, metido en la cama con más o menos incomodidad, ve alrededor de sí
otras camas, muy aseadas por fuera, muy lisas, y al parecer muy bien mullidas,
y se figura que ha de ser muy feliz quien las ocupe. Pero si llega a cambiar,
apenas echado en cualquiera de ellas, empieza a sentir de un lado una paja que
le punza, en otro una dureza que le mortifica, y pronto se halla, poco más o
menos, como en la cama primera. Y esta es la razón de por qué debemos antes
pensar en hacer bien, que en estar bien, que es el modo de llegar a
estar mejor” (cap. XXXVIII).
Una señora muy pobre de Hermosillo (Sonora) telefoneó a un
programa cristiano de radio pidiendo ayuda. Un brujo que oía el programa
consiguió su dirección, llamó a sus secretarios y ordenó que compraran
alimentos y los llevaran a la mujer, con la siguiente instrucción: “Cuando ella
pregunte quién mandó estos alimentos, respondan que fue el diablo”. Cuando los
secretarios llegaron a la casa, la señora los recibió con alegría y fue
inmediatamente guardando los alimentos que le llevaron. Al ver que no
preguntaba nada ellos le dijeron: “Señora, ¿no quiere saber quién le envió
estas cosas?”. La mujer en su simplicidad respondió: “No, hijo mío, no es
preciso. Cuando Dios manda ¡hasta el diablo obedece! Además, el donador ha de
querer que su mano izquierda no sepa lo que hace la derecha”.
La “mentalidad laical” es esencial a la santificación del
laico en medio del mundo y, en particular, a la santificación del trabajo ordinario.
Hemos de ir por todos los caminos de la tierra para convertirlos en caminos del
Señor. La mentalidad laical consiste
en saber estar en el mundo sin ser mundanos, es saber disfrutar de las cosas
buenas y nobles que da el mundo. Es comprometerse con lo que se comprometen las
personas valiosas. Es pasar oculto y ver esto como muestra de predilección. No
significa ver mucha TV o comprar muchas cosas.
Escribe Peñalosa: “En la negrura del mundo hay millones de
almas creciendo en la noche, silenciosas y humildes, constructoras y ardientes.
No salen en los periódicos, pero ellas sostienen al mundo.” En efecto, los
contemplativos sostienen al mundo.
Ernst Burkhart y Javier López, dicen en su libro que, al ser
adoptado como hijo de Dios en el Bautismo, el cristiano recibe una
participación en el sacerdocio de Jesucristo, y por eso tiene “alma
sacerdotal”. Además, el hombre es hecho por Dios heredero de la gloria,
herencia que incluye las realidades creadas.
Alma sacerdotal es vivir según el espíritu, no según la
carne; los que viven según el espíritu son los que tienen alma sacerdotal. La
Santa Misa “alimenta” las buenas obras que se hacen en el mundo. Es tan grande
la Misa que podemos encomendar en ella a todo el pueblo chino y les llega.
Podemos encomendar que haya más judíos mesiánicos en Israel, actualmente hay 35
mil. Están haciendo mucho bien.
El Papa Benedicto XVI les dijo a
los sacerdotes (L’Osservatore Romano, 27 feb-5 marzo, 2010): Jesús es
hombre de Dios pero también “hombre en todos los sentidos”, llamado a cultivar
su inteligencia, sus sentimientos y sus afectos según la voluntad del
Creador... Un elementos esencial en la vocación del sacerdote es la compasión,
el sufrir con los demás. No puede vivir sólo para sí. Debe tomar sobre sí mismo
la “pasión” de su tiempo, de las personas que le han sido encomendadas. Luego,
en otro momento, citó al final a México: Quiero terminar extractando algunos
preciosos versos de una canción que entonaban los cristeros mexicanos y que
revelan el valor y el anhelo de eternidad que debemos tener. Dicen así: “El
martes me fusilan / a las seis de la mañana / por creer en Dios eterno / y en
la Gran Guadalupana. […] Matarán mi cuerpo, pero nunca mi alma. / Yo les digo a
mis verdugos / que quiero me crucifiquen, / y una vez crucificado / entonces
usen sus rifles. […] No tengo más Dios que Cristo, / porque me dio la
existencia. / Con matarme no se acaba / la creencia en Dios eterno: / muchos
quedan en la lucha / y otros que vienen naciendo. […] ¡Viva Cristo Rey!” (noviembre
del 2010).
La vida cristiana consiste en hacer todo con Jesús; rezar,
discurrir, amar, trabajar, caminar, descansar, divertirse... Los disgustos,
enfermedades, contradicciones, dolores... sin incorporarlos a Cristo, carecen
de valor. Si estoy en gracia, todo lo que ocurre en mi vida es voluntad divina.
Dios se gloría en sus hijos si le obedecen.
Dios ha amado al mundo.
Y tanto ha amado el Padre al mundo que le ha dado a su Hijo Unigénito, por ello
debemos de hablar y anunciar al Señor Jesús. Dios no es un tirano exigente, es
el Cordero que se ha inmolado.
Alma sacerdotal y mentalidad laical significa hacer de
nuestra existencia un altar, un holocausto, una ofrenda total. Parece que fue
el espíritu que vivió la Virgen.
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