Revelaciones de Alfonso Chico. Sensacional.
Alfonso
Chico dice: “Yo había hecho siempre mi voluntad, pero ¿cómo hacer tu Voluntad?
Hazme saber qué quieres. Quiero lo que Tú quieras. Jesús, que tiene sentido del
humor, comenzó a dar señales. Le dije a Jesús: Esto tiene que quedar entre Tú y
yo. Se dio a su manera. Se calló un mes. Después hacía oración y empecé a
sentir un latido fuerte en el corazón y una gran paz, y así fue como vi su
Voluntad. El seminario lo eligió Jesús para mí. Conocí los Libros de Cielo (Luisa Piccarreta) hasta el n. 12. Los dejé tres
años y empecé con sequedad. Los volví a tomar, leí hasta el 36. Después leí, de
María Valtorta El Evangelio como me ha
sido revelado. Dios le revela a Luisa que toda la creación es un poema de
amor por su criatura, y luego la Redención, lo mismo. Toda criatura está hecha
por amor y para amar. Lo dice Benedicto XVI: Lo esencial del cristianismo es el
encuentro con un acontecimiento que es Jesús de Nazaret que da una panorama
nuevo. Como un buen amante, intenta enamorar al alma. Detrás de la justicia, es
el amor el que le mueve… Hemos perdido el sentido simbólico de la realidad. Nos
hemos convertido en torpes para saber qué me quiere decir el amanecer. Hay que
hacernos al estilo de Jesús”.
Thomassiny afirma que el amor al modo divino no es un sentimiento, es un acto,
es un darse. El amor tiene un aspecto pasional y otro volitivo. Hay una unión
afectiva con las personas que amamos, que existen fuera y dentro de nosotros.
Yo quiero a esta persona porque es un bien a sí misma y los bienes que son necesarios
para el bien de las personas. Nuestro mayor bien es hacer la Divina Voluntad.
El Padre quiere lo mejor para su hijo. En el ser humano no es posible repetir
nuestra vida en el hijo, en Dios sí se puede. El Bien absoluto para el hombre
es Dios mismo, y Él sí puede darse.
San
Francisco revolucionó el mundo cambiando él mismo, tratando de identificarse
con Jesús. Cosas tan sencillas como respirar, lo puedes hacer sin Dios o con
Dios.
Jesús
le dice a Luisa que nos dio un cuerpo porque si sólo nos diera lo espiritual,
poco le podríamos dar. Nuestra vida unida a la de Jesús hace que nuestro actuar
sean como ondas que repercutan en la humanidad entera. He conocido al Señor por
un acto hecho hace 21 siglos. Todo está unido, todas las generaciones, en
Cristo. Lo bueno y lo malo que hagamos repercute en la humanidad.
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