Bellas Artes
Desde el
siglo XX, las bellas artes están conformadas por: la arquitectura, la pintura,
la escultura, la música, la, literatura, la danza y el cine. El concepto de
bellas artes como tal data del siglo XVIII.
El concepto
de bellas artes se aplica sólo sobre
aquellas disciplinas artísticas destinadas a la contemplación, es decir, que no
cumplen una función utilitaria. Por ello el concepto de bellas artes deja fuera
las artes aplicadas o artes utilitarias y las artesanías.
Características de las bellas artes
§ Están destinadas a la contemplación.
§ No tienen ningún uso práctico.
§ Se disfrutan por medio de los
sentidos visual y auditivo.
§ Han sido concebidas dentro de una
tradición estética consagrada, sea como continuidad o como ruptura, lo que excluye
al arte popular.
§ Tienen valores estéticos.
Aunque la
arquitectura está conectada a una función utilitaria, se ha convenido en
reconocerla cono una de las bellas artes en tanto a idea, que proyecta y erige
edificaciones perdurables. Pero no toda arquitectura califica como arte. Entre
ellos se encuentran iglesias, monumentos conmemorativos y monumentos públicos.
La pintura es una manifestación artística
de carácter visual. Su composición combina formas, colores, texturas,
perspectiva, armonía y más.
La escultura es el arte de crear formas en
el espacio tridimensional, ya sean moldeadas, talladas, esculpidas o en relieve
(alto relieve o bajo relieve). Existen registros de actividad escultórica desde
la época prehistórica.
La música es el arte de combinar los
sonidos aplicando principios de ritmo, melodía y armonía, ya sea a través de la
voz humana o de instrumentos musicales. “La música revela el sentido de la
categoría estética de la repetición” (López Quintás).
La danza es un arte de naturaleza
expresiva corporal, constituida por movimientos rítmicos del cuerpo, que pueden
estar acompañados –o no- por música.
La literatura se refiere al arte de la
palabra escrita, regidas por las formas de la poesía, la narrativa, el ensayo y
el teatro.
El cine sintetiza de algún modo las otras
artes y añade sus propios elementos a través de sus recursos técnicos.
Los griegos
llamaron artes mayores a las que se
referían a la vista y el oído, y artes
menores las que tenían que ver con el gusto, el tacto y el olfato, como la
gastronomía, la perfumería y la carpintería, entre otras.
¿Qué poder
tiene el arte para haber disuadido a Beethoven de poner fin a una vida
desbordante de sufrimientos? Eso es para pensarse. La experiencia artística
amplía el horizonte y nos revela lo que es la creatividad, y la experiencia
estética nos descubre la grandeza de la vida y eleva el alma. El arte musical
era para él una forma privilegiada de participar en un reino de extraordinaria
belleza y comunicarla en alguna medida a los hombres. “A mí se me ha dado el
privilegio de vivir en un mundo de indecible belleza, y la tarea de mi vida
consiste en transmitir algo de esa belleza a los hombres a través del lenguaje
que mejor conozco: el musical”.
En un
testamento prematuro, Beethoven escribe a sus hermanos: “Enseñen a sus hijos la
virtud; sólo ella puede hacer feliz, no el dinero; yo habló por experiencia,
ella fue la que a mí me levantó de la miseria; a ella, además de a mi arte,
tengo que agradecerle no haber acabado con mi vida a través del suicidio”.
“Lo más
bello que hay en el mundo –anotó en su diario- es un rayo de sol atravesando la
copa de un árbol”.
En su obra El poder transfigurador del arte, Alfonso
López Quintás escribe que la experiencia artística puede dar sentido a la vida.
Hoy día suele cultivarse el arte por ser atractivo a los sentidos e incitante
para la fantasía. Con frecuencia se le considera como una actividad
gratificante y noble.
El arte no
es una propiedad de los artistas, es un don que han de acoger con
agradecimiento y asumir en forma de diálogo.
El propósito
del arte es instarnos a vivir procesos creativos sumamente valiosos. Se trata
de conocer ámbitos expresivos que personas bien dotadas nos han legado para
elevar nuestra calidad de vida.
Beethoven no
compuso la Novena Sinfonía para
divertirnos, sino para elevarnos a un nivel de altísima belleza, cuya
fecundidad para nuestro desarrollo personal, supera lo que pueden decir los
libros de estética.
La formación
verdadera consiste en disponer de un poder de discernimiento, y éste sólo se alcanza si se conoce la lógica que
rige internamente los diversos procesos humanos.
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