Coloquio de 26 min con Juan Manuel Cotelo
Mi vida es de sorpresa permanente.
Me cuesta explicar mi propia vida porque no la comprendo.
Durante años me sentía seguro porque creía que controlaba mi vida. Consigo tal
y tal cosa. Eso te mete en un espejismo. Piensas que “tú puedes”. Mi meta era
la libertad. Mi mamá me confesó que no podía conmigo. Sin darme cuenta me iba
hinchando. El día que Dios te pincha y te vas para abajo… Yo he vivido el
desconcierto… Los mayores regalos de Dios en mi vida me los ha dado cuando
estaba lejos de Él. No me humilló, me cargó en sus hombros. Ahora, ¿qué me
queda? El agradecimiento. Recuerdo esa sensación incómoda de que todo se lo
debes a Dios… Vives para ti y de pronto Dios te pide le mires a Él. No puedes
planificar.
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