Principito VI. La plenitud de la amistad y la vuelta al hogar
En su exilio
en Nueva York, Saint-Exupery escribe para los franceses desanimados ante la
ocupación nazi: “No se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a
los ojos”. Este autor sabe pensar y expresarse bien.
Un buen
profesor conoce las realidades que enseña y las realidades que tiene enfrente.
Hay un arte de mirar y hay que perfeccionarlo.
Cada uno de los alumnos es más de
lo que veo o me parece. Cada uno es una persona ambitalizada de una manera
distinta. Muchos tienen un ámbito rico. Eso sucede en el nivel 2,
participamos de la vida de los demás.
Lo que
dignifica a los seres es estar ambitalizados, sentirse responsables de uno y de
los demás.
Centro de la
obra: Dice el Principito, que es lo más bello, y enigmático: Las estrellas son bellas por una flor que
no se ve. Lo que embellece el desierto es que esconde un pozo en cualquier
parte”. Lo que veo es una corteza, lo más importante es invisible para los
ojos. Descubren el pozo. La sed que tiene el Principito de la amistad con el
piloto y con su flor. ¿Qué agua buscaba? El piloto añade: Y comprendí lo que él
había buscado, levanté el balde hasta sus labios, todo era bello como una
fiesta… Era buena para el corazón, como un regalo. Buscar de noche el agua, con
el peligro… ¿De qué se trata? De una amistad verdadera. Cuando sale el sol,
encuentran el agua.
Henry Bergson: “La alegría anuncia
siempre que la vida ha triunfado.” Cuando hay verdadero encuentro, hay fiesta.
3ª fase del
encuentro: beben los dos.
Final: El
encuentro lo transfigura todo. Mira las estrellas. Todo está cambiado. Es una
aventura intelectual leerlo.
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