¿Qué es la oración y cómo orar?
Carlos Spahn
Mucha gente
cree que la oración es decir palabras, cosas a Dios. Eso no es oración. Los
vendedores dicen cosas y no entran en diálogo. Dicen: “compro fierro viejo o
vendo tal producto”. La oración no es una postura, aunque hay posturas de
adoración verdadera.
Hay gente
que dice: “Todo el día estoy pensando en Dios”. Hay que ver si esa persona va a
Misa los domingos, si reza el Rosario, si hace oración verdaderamente.
Hay oración
vocal personal y la oración vocal litúrgica.
El Rosario
une la oración vocal y la mental, de allí su perfección.
Estar de
rodillas significa reconocerme inferior a Dios.
La
reverencia y la postración son modos de orar con el cuerpo.
No pedir
cosas extraordinarias, hay que pedir amor, fe, esperanza, paciencia,
conversión, que haya paz, que se liberen almas del purgatorio, que venga el
Reino de Dios, que sepamos cumplir la Voluntad de Dios.
¿Se puede
hacer oración vocal, y meditación y contemplación juntas? Sí, eso es lo ideal.
Si hacemos una oración vocal, hay que pensar lo que decimos, producir actos de
afecto a Dios. No sólo sube la mente, debe subir el corazón a Dios.
Meditar es reflexionar en mi interior, puedo
estar caminando o estar en mi habitación. Por ejemplo, medito en la humildad y
me propongo ser humilde a ejemplo de la Virgen. Meditar está más relacionada
con la fe que con el amor.
Contemplar es más del corazón que de la mente,
está más relacionado con el amor que con la fe. Si pienso en la Anunciación,
pienso en cómo se iluminaría la habitación cuando apareció el Arcángel ante la
Virgen, y me transporto a ese lugar. No preocuparnos en no fijarnos en el
Avemaría, sino en la escena. Quien contempla una hora, sale descansado, como le
pasaba a Juan Pablo II. No voy a tener oración contemplativa si no he tenido
oración afectiva.
Oración afectiva: Va tomando preponderancia el
corazón, por encima del discurso de la oración.
Dentro del
camino ordinario está la oración de
simplicidad. Todos podemos acceder a ella. Ponemos un crucifijo en el
pecho, en la noche, lo abrazamos y no pensamos en nada, como el niño que abraza
su peluche. Se agudiza la inteligencia. Esta oración es una simple visión de la
inteligencia, es una visión amorosa hacia un objeto divino: El sagrario, una
imagen de la Virgen o de Jesús crucificado.
El recogimiento es recoger los sentidos,
cierra los ojos un poco, o mira hacia abajo. La luz puede provocar disipación.
Fijar la vista en el Santísimo Sacramento, o cerrar los ojos.
Puede haber
momentos de consolación y otros de desolación, y Dios los permite.
Hay una
oración de cantos y alabanzas, propio de los carismáticos y de los
protestantes. Para empezar, está bien, pero luego hay que pasar a otra etapa.
Dios sabe que el alma está dispuesta, entonces le da más. Hay que buscar el silencio para hacer oración, para
facilitar el recogimiento, pero también se puede hacer oración en un jardín y
en la calle.
Voy a hacer
oración para descansar en Dios, y también para ser un descanso para Dios.
Se habla
mucho de identidad. ¿Cuál es mi identidad más profunda? Que soy una hija
pequeña de Dios. Mi oración debe de ser la oración de una hija que habla con su
Padre Dios, hija que es amadísima.
Aprender a
vivir con mis miserias y con las miserias de los demás. Dios quiere ser el
centro de nuestra vida. Hay que dejarse arrancar el yo. Sin la Virgen no
podemos.
¿Qué me
llama el Señor a ser y a hacer? Eso se descubre en la oración mental.
Si no
ponemos a Cristo en el Centro de nuestra vida, lo ponemos en nosotros. Si no
logramos vivir enamorados de NSJC, nuestra vida no vale la pena. Dios nos pide
un cambio de mente
No podemos
llegar a Dios por nosotros mismos, como las prácticas orientales. Entender el
cambio de época. Seguir es aprendiendo a comunicar hacia adentro y hacia
afuera. Cuando uno entiende mejora las cosas las comunica mejor.
¿Queremos
cambiar el mundo? Sí. ¿Cómo? Desde el sagrario. Adorando a Dios en el
Tabernáculo. Ser conscientes de su Presencia Real.
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