Examen Particular, ¿qué es?
Para comprender lo que sucede en mi corazón hace falta
un examen de conciencia. El Papa Francisco aconseja: Leed en nuestro corazón qué ha sucedido
durante la jornada; dedicadle dos minutos, y esto os hará bien (30-11-2022).
A la pregunta “¿Cómo debe comportarse el cristiano?”, San Gregorio Magno
contestaba así: “(debe) examinar siempre interiormente sus pensamientos, sus
palabras y sus acciones, para ver si están dirigidas a Cristo o si se alejan de
él” (PG 48, 284 c).
Ahora
bien, el examen particular es la lucha eficaz en un punto concreto en el que deseamos mejorar y en el que
presentamos batalla al enemigo. Este examen mantiene vivo nuestro espíritu de
lucha. “El derrumbamiento –se lee en los Proverbios- viene precedido por el
deterioro, y éste por un mal pensamiento”.
Esta lucha se centra en adquirir una
virtud o arrancar un defecto, o al menos disminuirlo. Al luchar por mejorar en
algún punto, se evita la dispersión.
Somos
niños que no pueden tener muchas tareas a la vez. Hemos de ir poco a poco,
dividiendo la virtud en partes. Aprendamos, por ejemplo, primero, a no hablar
mal de nadie, a no renegar, a no maldecir, a no ser esclavos del cuerpo. Luego
de allí pasamos a las letras espirituales: a la justicia, al desprecio de la
gloria vana, a ser modestos y contritos de corazón.
En esa
tarea de ir desarraigando defectos, debemos plantear la lucha de un modo
positivo y siempre por Amor a Dios.
La
experiencia muestra que al hombre no le es posible extirpar por sus propias
fuerzas el pecado. Quitarlo sólo pertenece a Dios, por eso hemos de empezar por
acudir al Señor para que nos haga ver en qué punto es conveniente que luchemos,
y para que nos de su fuerza y su gracia para conseguirlo, paso a pasito.
Cuando
sintamos en nosotros mismos, o en otros, cualquier debilidad, no mostremos
extrañeza. Los Apóstoles tenían debilidades y defectos y, sin embargo, fueron
fieles a Dios, y llevaron la Palabra de Dios por todos los pueblos y fueron
santos. Lo que cuenta es la perseverancia. El examen particular es tarea muy personal, variable según las
disposiciones interiores.
Hay que
rectificar cada día un poco, como hacen los barcos en altamar. Los barcos
flotan porque son más livianos que el agua. El barco se echa al agua y se
produce una fuerza de empuje, es decir, se desplaza el agua. La densidad del
barco es menor que la densidad del agua. Si el barco se llena de agua, entonces
se hunde.
El Papa
Francisco recomendaba preguntarnos al final de la jornada: ¿Qué cosa ha sucedido
hoy en mi corazón? ¿Ha entrado alguien que no conozco? ¿La llave está en su
lugar? Es importante poder contestar a
estas preguntas.
A veces
pensamos que conocernos es identificar nuestros errores: eso es verdad, pero no
es toda la verdad. Conocer a fondo nuestro corazón es detectar nuestras disposiciones interiores, y es una de las claves
para poder escuchar a Dios.
Esto
mismo lo afirma C.S. Lewis con otras
palabras: “Cuando un hombre se va haciendo mejor, comprende con más claridad el
mal que aún queda dentro de él. Cuando un hombre se hace peor, comprende cada
vez menos su maldad” (Mero cristianismo,
p. 108).
Comentarios
Publicar un comentario