Las lecturas dan cultura

 

Chesterton decía: “La primera utilidad de la buena literatura reside en que impide que un hombre sea meramente moderno”.

Es necesario culturizarse debido al desplome actual del ambiente y de la educación media y superior. Para ello hay que ser selectivo en lo que se lee y se oye. Hoy “la flor y nata de la población sabe muy poco”, dice César Vidal –doctor en Historia y en Filosofía-, y, eso sí, “están casi todos infectados hasta la médula de lo políticamente correcto”.

Existe un proyecto sociopolítico encaminado a convertirnos en verdaderos asnos, incapaces de pensar y sin capacidad de crítica hacia lo que pasa. Por ello, el Dr. Vidal redactó un libro titulado El camino hacia la cultura, donde sugiere muchos títulos de libros y autores, de los que sólo pondré una muestra:

Algunas obras pueden no tener la altura de Cervantes, Shakespeare o Dante, pero han tenido una gran repercusión en la Historia de la Humanidad, como: la Torá; El Príncipe, de Maquiavelo; La Suma Teológica, los Evangelios, El Corán; Las confesiones, de San Agustín; las obras de Dante Alighieri; las de los rusos, Tolstoi y Dostoievsky.

Entre otras obras que destacan por su belleza podrían citarse las de: Homero, Herodoto, Tucídides, Virgilio, Tomás Moro, Thomas Mann, Graham Greene, Alexander Pushkin, Charles Dickens, Benito Pérez Galdós, Federico García Lorca;  Antoine de Saint-Exupery;  Rabindranat Tagore; Scott Hahn…

A la gente joven le podría gustar alguno de estos libros: El precio a pagar, de Joseph Fadelle; Orgullo y prejuicio, de Jane Austen; Los novios, de Alejandro Manssoni; de Alexander Pushkin, La hija del capitán; El conde de Montecristo, de Alejandro Dumas; La casa de los siete tejados, de Natanael Howthorne; La dama de blanco de Wilkie Collins; Ben-Hur de Lawace Lewis; Martín Fierro, de José Hernández; Corazón, de Edmundo de Amicis; Seis cuatro, de Hideo Yokohama; Cuerpos y almas, de Maxence van der Meersch; El libro joven del mundo clásico, de Caroline Taggart; Médico de cuerpos y almas, de Taylor Caldwell.

Para tener cultura hay que leer, sobre todo, a los clásicos. Italo Calvino tiene un ensayo titulado “Porqué leer los clásicos”, localizable en internet, por si algún lector le interesa. Alguno puede cuestionar: ¿Qué es un libro clásico? El que no pasa de moda, que despierta en la actualidad el mismo entusiasmo e interés que despertó cuando se escribió y publicó.

Un maestro enseña que las palabras te dan libertad para construirte y ser quien eres. La literatura y los libros nos permiten descubrir hasta qué punto somos únicos. Cada persona es única e irrepetible y es la literatura la que nos lo enseña.

Una mujer famosa, Elizabeth Barrett B. dejó dicho: “Ningún ser humano que tenga a Dios y tenga libros tiene derecho a considerarse falto de amigos”.

((SUGERENCIA Poner recuadro en lo siguiente))

Bruno le Maire, ministro de financias de Francia aconseja: Lee. No imaginas el placer que vas a sentir. La lectura supone un placer inmenso, que va a desarrollar tu imaginación, que te va a permitir abrirte a otros mundos en los que no habrías entrado si no fuera por las palabras, que te va a permitir entender quién eres y conocer cosas que aún no sabes de ti mismo. Y que permite que, una persona totalmente desconocida, a la cual nunca has visto, y a la que probablemente nunca veas, te susurre al oído, en el silencio de la lectura, cosas que nunca habrías comprendido sobre ti mismo, si no las hubieras leído.

 


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