Randy Kay died and experience Jesus in Heaven (In English)
Abundant Life
Lo
primero que se me ocurrió pensar, dice Randy, fue: So this is love! Jesus is Love!
Randy andaba en bicicleta con
unos amigos y sintió un fuerte dolor en la pierna. Fue al médico y le dijo que
era cosa seria, que se fuera al hospital de inmediato. Fue internado y el dolor
persistió y creció. Aparecían seis coágulos en la sangre de la pierna derecha.
Le hicieron un ultrasonido y vieron que los coágulos subían rumbo a los
pulmones. El doctor le dijo: “Cuando usted llegó aquí era un muerto que camina
(walking death man)”. Y explicó el
doctor: “Ayer llegó una chica de 27 años con lo mismo y falleció”. Mi cuerpo
estuvo muerto, clínicamente, 30 minutos.
Randy narra: Empecé a
convulsionar, mi corazón entró en arritmia y se paró; entré en la oscuridad. Vi
algo raro en la distancia, figuras extrañas y grité el nombre de Jesús. Al poco
tiempo sentí mis pies en tierra firme Jesús me puso el brazo alrededor y me
invitó a caminar. Nadie me tuvo que decir que era Jesús, yo lo sabía. No hubo
necesidad de palabras, todo era intuitivo. Yo conocía sus pensamientos y Él
conocía los míos.
Lo primero que se me ocurrió
pensar fue: So this is love! Jesus is
Love!
Allá no hay prejuicios ni
racismo. Hay afinidad entre todos. No hay muerte, todo tiene un colorido
brillante, diferente a los colores de la tierra. Allá nada es metafórico. Había
un río que proveía todo de vida y su fuente era Jesús mismo.
Los tesoros del cielo son el
gozo completo y la proximidad de Jesús. Todo es intencional. El Espíritu de Dios permea todo y organiza
todo. No existe el aburrimiento. Algunas personas rezan, interceden, por sus
seres queridos. Hay cosas que nos son familiares y otras no.
No sabemos el gran deseo que
tiene el Señor de estar con sus creaturas. El único momento en que lo vi triste
fue cuando habló de los que se perdían, de los que no le conocían.
Nadie que haya estado en el
Cielo quiere regresar. Cuando Jesús me dijo que debía regresar pues mi misión
no había acabado, le pregunté en forma de reto que por qué, y que qué esperaba
de mí. Entendí que, estemos en donde estemos, debemos oír la voz de Dios que
nos habla, y eso es la sabiduría. Me estaba enseñando a estar atento a su voz.
Cuando regresé traté de tenerle siempre presente y de hacer las cosas
intencionalmente para bien. Quiero estar más unido a mi Cristo Caminante.
Mi propósito es amar más al
Señor, estar más cerca de Él. Quiero hacer cosas que le den honor y gloria.
Volví al hospital. Tardé meses
en recuperarme. Tenía muchos retos delante: Mis pulmones estaban mal. Debía
medio millón de dólares al hospital por los días internado, mi hija fue
raptada… Tenía una gran confianza en Dios, como nunca antes. Sería estúpido no
tener confianza en mi Dios. Todo me parecía llevadero y de posible solución. De
otro modo, quizás todo eso hubiera sido devastador para mí, y Él seguramente lo
sabía. Comprendí que debía ayudar a otros a afrontar lo que les quebraba, para
que vivan la “vida abundante”.
La vida abundante es estar
lleno del Espíritu de Jesucristo. Eso da estabilidad porque las fuerzas santas
te sostienen. Ante los retos hay dos caminos, se puede culpar a Dios y salir
corriendo, buscar otras cosas, y eso causa “carencia de abundancia”. El otro
camino es correr para estar más cerca del Señor y buscar su Rostro. Al
principio pensé: “No sé por qué permites esto, dan ganas de correr”, pero luego
entendí que hay que ser transparentes con Dios.
Hay mucho sufrimiento en la
tierra; muchas personas me han buscado y lo que les he dicho es que, cuanto más
cerca estás de Dios en esta vida, más cerca estarás de Él en la otra, y ese es
el tesoro del más allá. Hay que buscar la intimidad con Dios, que hará que todo
valga, que todo sea redimido y pagado. Eso está garantizado por el Señor. Nada
está perdido, todo será redimido si confiamos en Él. Su propósito está escrito
en nuestro ADN, Él quiere que escuchemos su voz, su llamado, para que dirijamos
nuestros pasos ((se le rompe la voz. Traga saliva, se emociona)).
Abundant Life.
46 min.
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