Los siete domingos de San José

 


José y María le enseñarían al Niño Jesús el sentido de las fiestas, y pasarían de maestros a discípulos, sabrían aprender de Jesús muchas cosas. El amor a Dios dominaba en su alma, se mantenía en conversación con Él. Alrededor de él se respira sosiego pues tiene ya la posesión de Dios. La forma de actuar sigue a la forma de ser. ¿Qué nos enseña María? Fue la primera devota de José. Habrá intuido como ponía toda su vida al servicio del proyecto de Dios. Su silencio estuvo lleno de una altísima espiritualidad, y, a la vez, supo poner alegría en su hogar.

La Iglesia, siguiendo una antigua costumbre, prepara la fiesta de San José, el día 19 de marzo, dedicando al Santo Patriarca los siete domingos anteriores a esa fiesta, en recuerdo de los principales gozos y dolores de la vida de San José. Comienzan el séptimo domingo antes del 19 de marzo (último domingo de enero o primero de febrero).

Con los siete domingos de San José tenemos siete semanas para fomentar su devoción e imitar sus virtudes. San José es modelo de obediencia. Nada aborrece tanto el demonio como la obediencia; nada glorifica él tanto como la “propia iniciativa” y la independencia personal.

Los 7 Domingos se pueden hacer en cualquier tiempo del año. Si no pueden rezarse las oraciones prescritas, basta rezar siete Padrenuestros, Avemarías y Gloria. Se puede ganar indulgencia parcial con esta práctica, estando en gracia de Dios

San Josemaría Escrivá dice que la devoción a San José es consecuencia de la vida contemplativa. Leemos entre líneas, en el Evangelio, que San José pasó desapercibido, no interviene sino cuando es necesario, y entonces lo hace con fortaleza y sin violencia. Fue un hombre limpio de corazón e inocente en sus obras. La inocencia de las obras es la rectitud de intención.

 

La Virgen y San José tuvieron miedo de perder a Jesús porque Herodes lo persiguió siendo bebé, y al paso del tiempo luego empezó a reinar su hijo Arquelao, al que también temieron.

Si lo deseamos, nuestro corazón puede tener el ambiente de Nazaret. ¡Cómo ayuda ver episodios de The Chosen (Los elegidos) para entender más el ambiente de la época de Jesús y el ambiente entre sus apóstoles! Para verla se baja una aplicación gratuita.

 

Los tiempos que corren son difíciles, pero mejorarán, vendrá la primavera de la Iglesia y del mundo. Ahora todo está -capovolta, dirían los italianos- de cabeza. Ahora se propagan blasfemias y herejías y nadie dice nada. Pero si alguno defiende la verdad, lo persiguen y difaman. Hay que pedirle a San José que nos obtenga de Dios que acorte el tiempo de la prueba que pasa la Iglesia y, por lo tanto, el mundo.

San José es el patrono Universal de la Iglesia, patrono de la buena muerte y patrono de los seminarios.

 

FORMA BREVE DE HACER LOS SIETE DOMINGOS DE SAN JOSÉ: Se contemplan los dolores y gozos de San José (existen folletos).

ORACIÓN A SAN JOSÉ DEL PAPA LEÓN XIII

(…) Humildemente os suplicamos volváis benigno los ojos a la herencia que con su Sangre adquirió Jesucristo, y con vuestro poder y auxilio socorráis nuestras necesidades.
Proteged, oh providentísimo Custodio de la Sagrada Familia, la escogida descendencia de Jesucristo; apartad de nosotros toda mancha de error y corrupción; asistidnos propicio, desde el Cielo, fortísimo libertador nuestro en esta lucha con el poder de las tinieblas; y, como en otro tiempo librasteis al Niño Jesús del inminente peligro de su vida, así, ahora, defended la Iglesia Santa de Dios de las asechanzas de sus enemigos y de toda adversidad, y a cada uno de nosotros protegednos con perpetuo patrocinio, para que, a ejemplo vuestro y sostenidos por vuestro auxilio, podamos santamente vivir y piadosamente morir y alcanzar en el Cielo la eterna felicidad. Amén.

 

Devoción a San José

El Prelado de la Obra, Fernando Ocáriz, dio una homilía el 19 de marzo de 2020, donde exponía algunas de las ideas siguientes:

San José nos lleva a entender la grandeza de la vida ordinaria, la belleza del trabajo. Nos enseña a añadir lo divino, a trabajar con el Señor.

San José tuvo la seguridad de lo imposible, y esa seguridad nos llevará a imitar a San José, el hombre de la sonrisa permanente y de la disponibilidad. En el Evangelio no vemos la sonrisa de San José, pero podemos imaginarnos un rostro amable, que sabe sonreír también cuando hay dificultades o contrariedades.

 

Santa Teresa de Jesús, en el capítulo sexto de su vida escribe: “Tomé por abogado y protector al glorioso San José, y me encomendé mucho a él… No me acuerdo hasta ahora haberle suplicado cosa que la haya dejado de hacer. Es cosa tan grande las maravillosas mercedes que me ha hecho Dios por medio de este bienaventurado santo, de los peligros que me ha librado, así de cuerpo como de alma; de este santo tengo experiencia que socorre en todas las necesidades, y es que quiere el Señor darnos a entender que, así como le estuvo sujeto en la tierra, que como tenía nombre de padre, y le podía mandar, así en el cielo hace cuanto le pide. Querría yo persuadir a todos que fuesen devotos de este glorioso santo por la gran experiencia que tengo de los bienes que alcanza de Dios”.

Invoca a San José, sobre todo en los momentos difíciles y confía tu existencia a este gran santo, decía el Papa Francisco. Podemos imaginar el cariño de José por el Niño y por la Virgen.

La mejor devoción a San José es imitar sus virtudes. Podemos pedirle el temor reverencial de los hijos de Dios y la paciencia fraterna.


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