Las copas de los perfumes
La oración en el Apocalipsis
El Apocalipsis tiene un contenido riquísimo que apenas
vamos a espigar. Introducimos la escena en el Apocalipsis. Se habla de fuerzas
positivas y negativas que se entrecruzan y chocan a lo largo de la historia del
linaje humano. Ve las cosas muy desde arriba, en una perspectiva de avión. Se
insiste en cómo en el designio salvador de Dios, se da una fuerza propulsiva
que es la plegaria.
Escuchamos en el Apocalipsis -el libro más litúrgico del
Nuevo Testamento-, el cristianismo se distingue de las demás religiones, que
Dios, para sacar adelante la salvación de las almas, cuenta con la oración de
los fieles, desde los orígenes hasta su parusía. Es una originalidad de
cristianismo.
Se lee en un versículo:
“Cuando el Cordero recibió el libro, los veinticuatro ancianos se postraron
ante el Cordero, con una cítara cada uno y con copas de oro llenas de perfumes,
que son las oraciones de los santos” (Apoc 5,8). Es la revelación de Dios sobre la oración. Hay un universo simbólico
riquísimo al que hay que saberle entrar: Cordero, libro, copas de oro, perfumes.
Hemos perdido la inteligencia simbólica que tenía el hombre medieval, que
entendía muy bien los símbolos. La Biblia es un mundo simbólico y la liturgia
también. Pues bien, estas copas de oro son las oraciones de los santos. ¿Y
quiénes son los santos? Los santos, en el Nuevo Testamento, son todos los
bautizados en Cristo, son todos los cristianos indistintamente, sea cual sea su
condición, sea cual sea su nivel de conciencia de que están rezando, sea cual
sea su capacidad de atención o el lugar en donde estén.
¿Cómo es posible que todas las oraciones sin excepción de
origen y de calidad se conviertan en un elemento decisivo para la salvación? ¡Y
así es! Hay un libro anónimo titulado El peregrino ruso, es un libro en
donde un viajero narra lo que ve, y cuenta que una bautizada en Rusia en 1908, oraba
al modo oriental, respiraba y decía: Jesús,
Hijo de Dios (toma oxígeno). Ten
piedad de mí (exhala el viento). Se pasaba años rezando así. Gente que la
trataba dejaba de beber alcohol, alguna otra persona encontraba su vocación
monástica. Su oración tenía fuerza porque brotaba del corazón. Obraba
“milagros”.
¿Por
qué las acciones de Dios son acompañadas de la oración de los cristianos? Para
contestar hay que irse al capítulo 8 del Apocalipsis. (Unos textos de la Biblia
iluminan a otros en virtud del autor principal que es único, es Dios). “Le entregaron muchos perfumes para que
los ofreciera, con las oraciones de todos los santos, sobre el altar de oro,
que está ante el trono. Y ascendió el humo de los perfumes, con las oraciones
de los santos, desde la mano del ángel hasta la presencia de Dios” (Apoc 8,
2-3). Se mezclan los perfumes de Apocalipsis 5 con los otros perfumes de
Apocalipsis 8.
Delante del trono de Dios un ángel tiene un incensario de
oro en el que pone continuamente los granos de incienso que son nuestras
oraciones, cuyo suave olor se ofrece juntamente con las oraciones que suben
hasta Dios, y entonces ya podemos concluir.
Las oraciones de los que tienen un corazón dócil al señorío de Dios, con todo
lo que tienen de fragmentario, con toda su imperfección y lagunas –reales o
imaginarias-, son perfeccionadas. Se convierten en lo que deberían ser o lo que
desearíamos nosotros que fuera nuestra oración. Esas oraciones reciben una
acción de misterioso perfeccionamiento que tiene lugar en la zona de la
trascendencia divina. Reciben un perfeccionamiento allí donde Dios es Dios.
Nuestras oraciones, gracias a un plus misterioso, que el
ángel recibe y mezcla con nuestras oraciones, llegan a Dios mucho mejor de cómo
nosotros pensamos, tanto en el contenido como en la forma; llegan hasta Dios
mejores de como salen de nosotros. ¡Este
es un gran descubrimiento hecho a la luz del Apocalipsis, y está lleno de
consecuencias! No existen oraciones
superfluas, inútiles, ninguna se pierde. Todas tienen un valor pleno en la
presencia del Padre y en la historia de la salvación que Él está llevando a
cabo. Nuestras oraciones siguen siendo nuestras –perfeccionadas hasta el
máximo- aunque con un suplemento trascendente que el Apocalipsis deja sin
determinar.
Ante el mal, ante esta acción real, evidente con la que nos
topamos todos los días a nivel social y a nivel de nuestro corazón -ante las
tentaciones-, podemos tener la sensación de que nada podemos hacer, mas no es así, nuestra oración es la respuesta,
es el mejor medio para afrontar la acción del demonio en el mundo y en las
personas. Nuestro esfuerzo cotidiano por difundir el bien es rezar, porque el poder de Dios hace fecunda nuestra débil
oración.
Hay un dato que ayuda a iluminar este planteamiento en la
Carta a los Romanos. San Pablo dice que no
sabemos orar como conviene, pero el Espíritu Santo intercede por nosotros
con gemidos inefables (cfr. Rom 8,26). Lo inefable no se puede expresar con
palabras. El Espíritu intercede en favor
de los santos, según Dios. Insinúa aquí ese suplemento trascendente que recibe
nuestra oración. Se intuye que es una acción del mismo Espíritu Santo en
nuestra oración. El Espíritu Santo asume
nuestra oración y la traduce al lenguaje celeste. Realiza una especie de
“meta intercesión” por nosotros, traduce nuestra oración al “meta lenguaje” de
la gloria, al lenguaje que se usa en la luz inaccesible en que Dios vive. San
Pablo nos viene a decir que el
protagonista de nuestra oración es el Espíritu Santo, por eso, -dice Félix
María Arocena- a mí me gusta hablar del misterio
de la oración cristiana, porque en cuanto me pongo a rezar allí está el
Espíritu Santo traduciendo mi débil oración al lenguaje de la gloria de Dios. Por
tanto, no hay una sola oración que pueda
desperdiciarse, todas tienen un valor pleno en la presencia de Dios y en la
historia de la salvación que Dios está llevando a cabo, con nuestra oración. Es
la aportación más valiosa que podemos hacer al mundo y a las personas: desear
orar desde esta perspectiva de las copas de los perfumes. Rezar siempre. San
Josemaría decía: “El remedio de los remedios es la piedad”. Dios quiere contar
con nosotros. Todo esto es un balbuceo.
FUENTE: Félix María Arocena https://youtu.be/fvWpJSdsfXA
Webinar ISCR Universidad de Navarra. Mayo 2024.
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