Un nuevo gnosticismo

 


Existe un libro nuevo titulado El nuevo gnosticismo La ideología de género, de Rafael Corazón González. Está en Novedades EUNSA, Pamplona 2024. En suma, dice que el ser humano significa vínculos. Sin embargo, el nuevo orden mundial está intentando romperlos con una conocida filosofía: la teoría del gender. Sus herramientas son: la cultura de la muerte, la deconstrucción de la familia, un ecologismo por encima del hombre y la supresión de la diferencia entre los sexos, entre otras.

Aprender a reconocerlos es empezar a hacerle frente. Lo que realmente está en juego es la libertad humana, la posibilidad de convertir al ser humano en un individuo desarraigado y manipulable, en lugar del ser en relación con los demás.

La política italiana, Presidenta del Consejo de Ministros -Giorgia Meloni-, dio un discurso en el que sostiene que, el verdadero objetivo de la ideología de género, no es la lucha contra la discriminación, ni la superación de las diferencias entre hombres y mujeres. El verdadero objetivo, no declarado, pero trágicamente evidente, es la desaparición de la mujer, y, sobre todo, el fin de la maternidad. El individuo indiferenciado al que se tiende con las teorías de género, no es tan indiferenciado, es masculino. El hombre hoy puede ser padre y madre, en un amplio rango que va de lo femenino hasta lo masculino. Las palabras más censuradas son mujer y madre. ¿Por qué? porque la maternidad tiene una fuerza simbólica extraordinaria.

En el vientre de la madre aprendemos a vivir a dos. Del amor de la madre descubrimos la abnegación. La madre es la humanidad misma. Esta es la razón por la que defenderemos a las mujeres y las madres porque es su tiempo dentro y fuera de la familia.

En la perspectiva de género cualquier actividad sexual resulta justificable y, a través de la educación, pretenden enseñar a los niños todas las técnicas posibles que den placer sexual.

Esta ideología es un instrumento del poder mundial.  Las consecuencias son: disolución de la persona, de la familia y de la nación.  Es quizá la ideología más radical de la historia. Porque destruye al ser humano en su núcleo más íntimo. Es la más sutil porque usa una propaganda para cambiar las mentes y los corazones de los hombres sin aparente derramamiento de sangre. No busca la verdad.

Su estrategia está en que usan un nuevo lenguaje cuya función es asegurar la confusión.  Se cree que el mundo necesita: menos personas y más placer sexual; la eliminación de las diferencias entre hombres y mujeres, el intercambio de roles, etc.

La receta para la salvación del mundo, según ellos, es:

1. Anticonceptivos gratuita y aborto legal.  

2. La promoción de la homosexualidad y de derechos nuevos que no existen.  

3. Cursos de educación sexual para promover la experimentación sexual entre niños, desde el Kinder. Quieren la sexualización temprana y prematura para quebrantar voluntades.

4. Eliminación de los derechos de los padres de modo que éstos no puedan impedirles tener sexo; educación sexual “comprehensiva o amplia”, anticonceptivos y abortos. Quieren a todas las mujeres en la fuerza laboral y desacreditar todas las religiones que se opongan a esta agenda 2030.

Cicerón decía: “Para distinguir la ley buena de la mala no tenemos más que la naturaleza”. Se nos quieren imponer una dictadura a través de la legislación, aprueban unas leyes arbitrarias –sobre discriminación, educación sexual, mala interpretación del uso de la libertad, etc.-, para luego perseguirnos porque no las cumplimos. Y luego vendría la dictadura de ese movimiento.

Los derechos humanos de las personas con atracción al mismo sexo son indiscutibles, imprescriptibles, irrenunciables, universales, como todo derecho humano, por el simple hecho de que los homosexuales son personas. No somos homofóbicos. Los homosexuales tienen todo el derecho de ser respetados como seres humanos, pero saben muy bien que son incapaces de aportar nuevas vidas a la sociedad.


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