El aborto desde la óptica filosófica
El
filósofo norteamericano, Peter Kreeft, dice: No entraré al punto de vista
religioso ni político ni psicológico. Parto de una razón que la mayoría de los
filósofos aceptan: Hay una conexión entre verdad y bondad, entre hecho y valor,
entre la lógica y la ética, entre razón y voluntad.
Si decimos que podemos razonar sobre la ética es que
podemos hablar de que hay algo real entre el bien y el mal. No vamos a razonar
sobre nuestros sueños, gustos, sentimientos o emociones.
Se puede discutir sobre la distinción entre valor y
hecho. El argumento a favor de una vida tiene una premisa de hecho y una
premisa de valor. Se puede argumentar filosóficamente sobre un tema tan
controvertido como el aborto.
El pragmatismo
y el utilitarismo están de acuerdo
en que “el fin justifica los medios”. Se trata de la posibilidad de dañar a
unas personas a fin de beneficiar a otras. Se dice también que la gente debe
ser valorada por su función, por la utilidad que reporta; que no hay fin
último, sino que todo es un medio o un instrumento, una función para otra cosa.
Es decir, lo esencial es que funcionemos de un modo racional y adulto, en el
aspecto individual y social. Lo que hacemos no es distinto de lo que somos. Y
si no hacemos cosas buenas, no somos buenos.
El hombre utilitarista y el pragmático no estarán de
acuerdo con nosotros en aquello que dice “es necesario amar al pecador, pero no
al pecado”.
Las personas que están a favor de la vida tienen tres
argumentos, y por tanto, la refutación a favor del derecho a abortar es de tres
clases posibles. La primera premisa
es fáctica, no tiene relación a algún valor. La segunda premisa tiene que ver con un valor natural, el valor de
ser persona humana. La tercera premisa
tiene que ver con un valor social, un valor convencional, un valor legal.
La primera
premisa dice que toda vida humana comienza desde la concepción, nuestro
bagaje genético lo obtenemos allí. Este argumento dice que todos los seres
humanos son humanos, sean fetos, embriones, bebés o niños. En 1973 se aprobó el
aborto “porque no se sabe con certeza si el feto que se mueve son sólo células
o es un ser humano”. Si unos amigos van de caza, como deporte, y uno de ellos
ve que algo se mueve detrás del matorral, ¿dispara? Lo más seguro es que diga: “Primero
voy a ver si es mi amigo, si es un ciervo o qué es”. No dice: “Como no se sabe
qué es, disparo”. En la vida real, eso le pasó a un amigo de mi padre, mató a
una vaca –porque sólo vio los ojos-, y tuvo que pagar su precio al dueño.
La segunda
premisa dice que todos los seres humanos tienen derecho a la vida, sean
como sean, comparten la esencia humana. La Ley mexicana permite heredar al hijo
no nacido. Todos somos muy, pero muy diferentes, aunque la naturaleza humana
nos haga iguales de algún modo. Decir que no hay naturaleza es contrario a la
razón y al sentido común, por eso no lo vamos a discutir. Hay una igualdad
entre nosotros, por eso hay una regla basada en la justicia que dice que todos
tenemos derecho a la vida y que no hemos de hacer a otro lo que no queramos
para nosotros mismos. Si no queremos que
nadie nos mate contra nuestra voluntad, tampoco debemos matar a otro contra su
voluntad.
La tercera
premisa se basa en el argumento legal. Se trata de la función de la ley: La
ley debe proteger los derechos humanos más básicos de todos los ciudadanos. Por
tanto, la ley debe proteger el derecho a la vida de todos los seres humanos.
Esto no excluye le autodefensa: Si tú quieres quitarme la vida, yo tengo el
derecho de defenderla, aún a costa de tu vida. La guerra defensiva no está
prohibida.
Los que están a favor de la libre elección están, unos
a favor de la primera premisa, otros a favor de la segunda y otros optan por la
tercera.
Los que están a favor del aborto y toman la primera
premisa, niegan que haya una persona humana en el embrión, por ignorancia o por
no estar al día de los avances científicos. El embrión está desarrollando un
cerebro humano y un sistema nervioso, cosa que nadie más hace; es un pensador
potencial y un adulto en potencia. Cuando duermo yo también soy un pensador
potencial. ¿Es entonces cuando me pueden matar?
Un argumento fuerte, quizás el más potente, es hablar
con mujeres que han abortado y se han arrepentido. Decía Madre Teresa: “Si el
aborto no está mal entonces nada está mal”.
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