Transformar el mundo

 

Orientar con sentido cristiano todas las estructuras humanas es transformar el mundo desde dentro. Para un laico es esencial que el estilo de vida personal sea coherente con la realidad del entorno en el que vive. Vemos fotos de hace 50 años y la moda es otra, el estilo de vida también.

Quien realmente ha transformado el mundo desde dentro es Dios hecho Hombre. Jesucristo ha querido entrar en la historia del hombre para salvarlo. Estamos llamados a preparar la venida del Reino de Dios. “El Reino ya está aquí”, decía Jesucristo, pero no en plenitud. Para ser luz del mundo tenemos que profundizar nuestra unión con Dios, contar para todo con Él.

Vi una película de espionaje donde los agentes se creían los pilares de una nueva sociedad. Les interesaba que Estados Unidos entrara a la guerra mundial, sino, Inglaterra iba a ser destruida del todo por el régimen nazi. Ve uno cómo se entrenan, como quitan sentimientos y emociones de su vida, les exigen ser muy observadores, arriesgan el pellejo, en fin, todos se saben protagonistas y para nada toman en cuenta a Dios, Señor de la Historia. Cuando la mujer espía ya es profesional en ese arte le dicen: “Sigue tus instintos”, y gracias a eso se salva. Al final, se descubre que uno de los espías que logra salir con vida, tiene una mansión envidiable y varios sirvientes a sus órdenes, pero era un agente doble, informante de Inglaterra y de Rusia, y, antes de que salga a la luz, se suicida.

Una vez le contaron a Álvaro del Portillo que habían conocido a una señora que gobernaba una pequeña comunidad, y que era importante en ese lugar. Él preguntó: “¿Quién es una persona importante?”. Todo mundo guardó silencio y él dijo: “La que tiene más amor de Dios”. Y así es, porque es la persona que va a influir más, aunque no se vea. “Sólo con el corazón se puede ver bien. Lo esencial es invisible a los ojos”, afirmaba Saint-Exupery.

La condición previa para transformar el mundo es el amor, dice Fazio, porque es el amor quien mueve a querer el bien del otro. Es por eso que amar al mundo es prerrequisito para disponerse a transformarlo según el plan de Dios. Hay quienes transforman el mundo con un incendio, como sucedió en California, ¡cosa extraña!, las casas se quemaban de adentro para afuera, aparte suspendieron los seguros tres meses antes. ¿Fue provocado? Eso está en investigación. 17,000 casas quedaron destruidas.

Las enfermedades que agobian al mundo contemporáneo, dice Mariano Fazio, son: el hedonismo, el relativismo y el individualismo, y todas ellas relacionadas entre sí.

Fazio sugiere cinco actitudes para transformar al mundo desde dentro: vida espiritual, formación doctrinal, unidad de vida, prestigio social y estilo evangélico.

Hay que cultivar la vida espiritual porque “nadie da lo que no tiene”. El motor para transformar el mundo es nuestro amor a Cristo. Es preciso alimentar la vida intelectual a través de la formación doctrinal. Henry Newman pedía a sus feligreses “un laicado inteligente y bien instruido”.

Debemos ser capaces de responder con argumentos de razón a las ideologías dominantes: la ideología de género, el transhumanismo (superar las capacidades físicas y cognitivas del humano a través de la tecnología, de modo que alarguen la vida hasta los 300 años) y la ecología que ve en el hombre al peor enemigo de la humanidad, a un bebé le llama “depredador”.

Tener unidad de vida es vivir conforme al Evangelio con el propio estilo de vida. La persona coherente es un testigo creíble. Para tener prestigio hay que estudiar, trabajar bien, tener unos principios no negociables como: vida, familia, libertad religiosa y el derecho de los padres a elegir la educación de sus hijos.

El estilo evangélico consiste en ser cristóforos, portadores de Cristo, como decía San Ignacio de Antioquía. Dios nos pide el don de sí mismo y el espíritu de servicio.

Transformar la realidad terrena a la luz de la fe es una de las grandes enseñanzas del libro Camino. La familia transforma al mundo desde lo más íntimo.

Para dar respuesta a los desafíos de nuestra época, hay que conocer los avances tecnológicos, sociales y culturales con actitud abierta y propositiva. Los avances tecnológicos son soluciones que se aplican a los problemas, o que revolucionan la forma de hacer algo.

La Inteligencia artificial, bien usada, puede hacer maravillas; si se usa mal, puede hacer que a la gente le interese sólo la realidad virtual, lo que ve a través de unos lentes especiales, cuando el tiempo es oro, más aún gracia y gloria. La vida es breve.

Considerar el valor de eternidad de la propia vida. Podemos influir en el mundo presente, en China, Rusia, Irán… por la Comunión de los santos.

Para mejorar el mundo hemos de transformarnos nosotros primero, Dios nos ayuda, el Espíritu Santo transforma. La transformación del corazón que ora es la primera respuesta a nuestra petición.  Nunca es el hombre más humano que cuando se pone de rodillas frente a Dios.

Vocación y sentido de misiones. Reforzar nuestra identidad como apóstoles implica cultivar el trato personal y la amistad, donde todos sean respetados y valorados.

La vida cristiana es una batalla y Dios necesita soldados bien preparados. Estamos librando una batalla espiritual, entonces, las armas han de ser espirituales: oración, sacrificio, sacramentos, etc.






 

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