Trabajar en nuestro corazón
Juan
Luis Lorda explica: Lo más definitivo y lo más definitorio de una
persona es cómo tiene el corazón.
El
espíritu tiene estructura, no visible, pero tiene una transparencia, que,
cuando se analiza, se conoce cómo son los actos intelectuales. No usamos las
palabras de cualquier manera, su estructura es tan fijo como el sistema
nervioso.
El
corazón, en cambio, no es transparente, no nos es inmediatamente visible.
Funciona con un régimen estable. Es más opaco que la inteligencia.
La
afectividad se nota en lo que te mueve. Lo que eres es lo que haces, es lo que
le define: qué amores tienes, qué inclinaciones te mueven.
Dietrich von Hildebrand es un filósofo del amor. Hace
un análisis de la afectividad. Hay una parte que compartimos con los animales,
que pertenecen al área afectiva, hay una parte espiritual porque tienen objeto
espiritual. Cuando aceptamos que el hombre ha sido destinado a ser feliz y que
la felicidad consiste en la plenitud de su existencia, el significado y rango
de la afectividad espiritual revelan su poder irresistible.
La dicha es esencialmente afectiva y cuando permanece
en el plano de la inteligencia y voluntad, no hay dicha.
David Goleman, en su libro La Inteligencia
emocional, afirma que la cuestión esencial es: cómo aportar más
inteligencia a nuestras emociones, más civismo a nuestras calles y más afecto
en nuestra vida social.
¿Cómo dominar los amores inferiores? Con los amores
superiores. Una persona que no tiene amores fuertes no puede vencer los
inconvenientes ambientales y personales, ni tiene fuerza para vencer la pereza
personal.
El deleite es necesario en la virtud, y pertenece a su
sentido, dice el Aquinate. Nadie es virtuoso si no se alegra en las cosas
buenas. Congar cuenta que los domingos su madre le mandaba a visitas al aya que
había trabajado con su madre. Se ha de descubrir que estas cosas son bonitas,
aunque esto cueste o esté limitado, pero hay que estar seguro de que estas
cosas son bellas.
Platón hace un compendio de la buena educación: la
virtud moral se desarrolla con los placeres y dolores. Deberíamos haber sido
educado para alegrarnos con lo bueno y dolernos con lo que es malo. Ayuda trabajar
la Iliada y Odisea para encontrar ejemplos de esto. Que se enamoren de
lo bonito, esa es la fuerza moral, la mejor educación, dice Lorda. Y ahora
están de moda los juguetes de monstruos para los niños.
El corazón es la morada donde yo habito, es nuestro
centro escondido, sólo el Espíritu de Dios puede sondearlo. A veces hay que
hacer cosas sin sentir nada, pero poner el corazón hace que el ser humano
persevere. La afectividad necesita la razón para no volverse loca. Una
afectividad desatada tiene mucho de irracional.
Hay un ambiente de indiferencia y, por tanto, de
insensibilidad. Trabajar en nuestro corazón implica sanar cada herida que
podamos tener para luego alumbrar la oscuridad del mundo.

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