Algunas consecuencias del ateísmo


                                             Mao Zedong

Todas las sociedades han reconocido la existencia de Dios, la existencia del alma y la existencia de un más allá, excepto la sociedad marxista. Más bien, los que dirigen a esa sociedad marxista, como sucede en China, Corea del Norte, Cuba y otros países, son los que son ateos.

El ateísmo quita todo consuelo y toda esperanza, además, destruye la moral. El corazón del hombre necesita amor y consuelo. Sin Dios, el hombre se volvería un salvaje.

Los cristianos son los que más hacen por los pobres, por débiles, por los enfermos.

Un hombre cayó muerto en la calle en Tuxtla Gutiérrez, los familiares no lo querían reconocer para no pagar el féretro. Allí hay un ateísmo práctico, no hay humanidad. Hay ateos teóricos, pero el ateo real no existe, a la hora de la muerte va a tener miedo al Ser Supremo.

Si la justicia no es impuesta por Dios, ¿quién la puede aplicar? Nadie.

Si Dios no existe para qué sirve nacer, vivir, sufrir, vivir 80 años. El ateísmo destruye la moral e introduce la injusticia.

Un obrero trabaja para su utilidad. Un pintor honra su pintura y lo mira aunque no lo vea nadie; ver su obra de arte lo edifica, lo realiza como persona.

Todos deseamos la verdad plena, deseamos ser amados por la eternidad y buscamos la felicidad. Estamos metidos en el tiempo, pero no para el tiempo, sino para la eternidad. El que se quita la vida busca descansar, busca un bien aparente. Se equivoca, porque allí no está la felicidad, se equivoca también el que se droga porque encuentra placer, pero no felicidad. El que más dinero tiene, menos da, porque quiere tener más.

Contemplando las bellezas del universo el hombre se siente emocionado y bendice a Dios por lo que nos regala.

Un estudiante de la Universidad de Georgetown le dijo a Charles Murr: “Soy ateo porque, de la mayor parte de las guerras, la religión tiene la culpa”. Charles respondió: “¿Sabes algo de la historia de los siglos XX y XXI?”. Y luego compartió con él algunas cifras: Hitler, 17 millones de víctimas; Stalin, 23 millones, aunque algunos le atribuyen más; Mao, 79 millones; Tito, 5 millones; Pol Pot (dictador camboyano), 1.5 millones; Fidel Castro Ruz, 75, Kim Jong-Un, el dictador norcoreano ordenó ejecutar a 30 funcionarios por no haber evitado las inundaciones en julio del 2024, etc. ¿Qué tenían en común esos dictadores? Todos eran ateos.

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