ATENTOS A ESTE MENSAJE DE LA VIRGEN
ATENTOS A ESTE MENSAJE DE LA VIRGEN
Importante mensaje de la Santísima Virgen María al Padre Petar o Fr.
Petar Ljubičić, que es un sacerdote franciscano de Bosnia Herzegovina
ampliamente conocido por su asociación con las apariciones de la Virgen María
en Medjugorje.
El primer
gran signo celestial anunciado por la Virgen María se manifestará en septiembre
de 2025.
Esto fue declarado con voz emocionada por el padre Petar, un sacerdote
estrechamente vinculado a los videntes de Medjugorje, en una entrevista
exclusiva transmitida por Radio María junto al padre Livio Fanzaga.
No son rumores ni especulaciones, sino una revelación directa del Cielo. La
Virgen ha confirmado que solo quedan semanas antes del inicio de una secuencia
de eventos que cambiará para siempre el destino espiritual de la humanidad. Con
voz temblorosa por la emoción, el padre Petar afirmó con firmeza: “Ya no
estamos ante profecías lejanas ni secretos por descifrar. El Cielo se está
abriendo, y lo que fue prometido está a punto de cumplirse—no como castigo,
sino como un acto extremo de misericordia para despertar a quienes duermen y
salvar a quienes corren el riesgo de perderse para siempre.” Solo faltan
semanas, insistió el padre Petar.
Lo que hemos esperado durante décadas comenzará, y será el último gran gesto de
una madre que ama hasta el extremo. Sus palabras, pronunciadas en vivo, fueron
seguidas por un profundo silencio, roto solo por la voz conmovida del padre
Livio, quien añadió con tono grave: “Amigos, ha llegado el momento de decidir.
Ya no podemos vivir como simples espectadores. Lo que viene nos obligará a
escoger entre la luz y el caos.” En las últimas semanas, se dice que la Virgen
ha dado signos claros a los videntes, confirmando que el velo entre el Cielo y
la Tierra se está haciendo cada vez más delgado. Se están reportando fenómenos
inusuales en distintas partes del mundo: luces misteriosas en los cielos
nocturnos, temperaturas fuera de temporada e incluso terremotos leves en
regiones donde la tierra nunca había temblado. “No podemos ignorar estos
signos,” dijo el padre Livio. “No son meras coincidencias atmosféricas. Son
llamados celestiales para prepararnos al encuentro con la verdad.”
El gran evento de septiembre—el espejo del alma. Pero el corazón de esta
revelación es lo que acontecerá en septiembre. El padre Petar lo llamó sin
titubeos “el momento de la verdad para cada alma viviente.” En un instante que
no seguirá las leyes del tiempo humano, cada persona en la Tierra verá su alma
como Dios la ve. No habrá espacio para máscaras, excusas ni autoengaños.
Seremos puestos ante el espejo de la eternidad, explicó el sacerdote. Y cada
uno verá con claridad el bien que ha hecho, el mal que ha elegido y el bien que
decidió no hacer.
Sentiremos el peso de nuestras palabras y acciones, de nuestras elecciones egoístas,
pero también experimentaremos el abrazo del amor infinito que nos llama al
arrepentimiento y a una verdadera conversión del corazón. Una nueva
Pentecostés.
El padre Livio señaló que nunca antes en toda la historia de las apariciones la
Virgen había permitido una revelación tan clara sobre el tiempo exacto de los
acontecimientos. “Esto no es para infundir miedo,” dijo, “sino para despertar
nuestras almas adormecidas. Es la última llamada antes de que el mundo cambie
para siempre.”
Después de este evento, seguirán tres días de gracia tan intensos que la
humanidad no los olvidará jamás. Las iglesias se llenarán como no se ha visto
en siglos. Miles correrán a confesarse. Familias divididas se reconciliarán.
Enemigos de antaño se abrazarán entre lágrimas, y milagros físicos y
espirituales serán presenciados abiertamente.
Será como una nueva Pentecostés—una fusión del Espíritu Santo que tocará tanto
a creyentes como a no creyentes. Pero no todas las naciones vivirán estos días
de igual manera. Purificación para algunos pueblos. Según lo que la Virgen ha
revelado, países como Argentina, México, Colombia, España, Venezuela y Costa
Rica pasarán por pruebas más severas—* no como castigo, sino como parte de una
purificación necesaria.
En esos lugares, la Madre ha pedido cadenas de oración ininterrumpidas,
adoraciones perpetuas y grupos de ayuno que intercedan por las comunidades.
“Donde haya rosarios, habrá luz,” dijo el padre Petar. “Pero donde reine la
indiferencia, el peligro de oscuridad será grande.”
El padre Livio y el padre Petar insistieron en que la preparación debe ser
inmediata, concreta y pública. El rosario diario ya no es solo una devoción—es
un escudo espiritual. Cada misterio rezado es una cadena que ata al mal y abre
canales de bendición.
La confesión frecuente es fundamental. No hay tiempo para esperar el momento
ideal. La Virgen pide la consagración de nuestros hogares a los Sagrados
Corazones de Jesús y María. Esta consagración debe ser visible con imágenes
benditas en nuestros hogares y oraciones familiares.
El padre Petar recordó también la importancia del ayuno semanal como sacrificio
para fortalecer el espíritu y proteger a los más débiles. “Ya no hay espacio
para la tibieza espiritual,” declaró con firmeza. “Quien se mantenga neutral
será arrastrado por el caos. O se elige la luz o se será vencido por las
tinieblas.”
La señal final: cuando el cielo cambie de color tres veces. El momento más
profundo llegó cuando el padre Petar citó estas mismas palabras de la Virgen a
los videntes: “Cuando vean el cielo cambiar de color tres veces en un solo día,
sabrán que el tiempo de gracia ha terminado. Entonces, hijos míos, no tengan
miedo. Arrodíllense y recen. Quien esté conmigo y con mi Hijo, no tendrá nada
que temer.”
Un silencio absoluto siguió en la transmisión, como si el alma del mundo se
hubiese detenido. Tras unos segundos, el padre Livio murmuró: “Amigos, estas
palabras no son metáforas, no son poesía—son una realidad que veremos con
nuestros propios ojos, y el Cielo quiere que estemos listos. Lo que viene no es
el fin—es el comienzo.”
El padre Petar anunció que en agosto volverá a hablar en Radio María para
revelar detalles importantes, especialmente relacionados con Europa e Italia.
Lo que ocurrirá en septiembre no será el fin, sino el comienzo de una
transformación. Y hay advertencias específicas que debo compartir para proteger
nuestras familias y comunidades.
El padre Livio concluyó con un llamado urgente: Conságrate hoy a Jesús y a
María. Di públicamente con tus labios y ante tu familia: “Yo pertenezco a Jesús
y a María.” Ese será tu sello espiritual, tu escudo en los tiempos que vienen.

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