La Templanza da el “buen olor de Cristo” (bonus odor Christi)

 

 

La Templanza da el “buen olor de Cristo” (bonus odor Christi)

El Bonus odor Christi ha de emanar de nosotros los cristianos, es el aroma de una vida transformada por el amor de Dios. La templanza y la afabilidad dan ese buen aroma.

Hay cuatro cosas a que nos ayuda la templanza:

·         A no dejarnos llevar por impulsos

·         A manejar la ansiedad y el stress o cansancio

·         A no ser esclavos de nuestros estados de ánimo

·         A ser consistentes en nuestro carácter.

El cristiano se ha de comportar con naturalidad, pero también hay que ser distintos cuando eso implica no ser fiel a Cristo. Pongo un ejemplo de la vida real. Joaquín Navarro-Vals, el portavoz de Juan Pablo II, tenía gran habilidad para comunicar y conectar con la gente. En una ocasión fue a Rusia y se dio cuenta de que cada vez que salía una noticia buena los de aquel país decían: “Hay que brindar con vodka”. A la tercera, él aclaró: “Yo tomaré sólo unas gotas porque sé mis medidas”. Los personajes del Vaticano que le acompañaban se asombraron de su valentía para exponer sus convicciones de una vida templada.

Los hombres esperan de los cristianos ese bonus odor Christi que da la templanza. El Padre Fernando Ocáriz le comentó a una mexicana, “si no somos mortificados, se desvanece la entrega”. Y es que muchos queremos unirnos a los pensamientos, las palabras, las obras y los pasos de Jesús y de los santos. Para poder rezar como un alma lo hacía:

Señor, yo creo en Ti, y Tú crees en mí.

Yo espero en Ti y Tú esperas en mí.

Yo te amo y Tú me amas. Me amas con amor eterno e infinito. Quiero vivir para Ti, mi Jesús.

Jaime Balmes decía que toda auténtica personalidad debería tener la cabeza de hielo, el corazón de fuego y los brazos de hierro. Este tripié forma el eje de una personalidad fuerte.

En su libro ¡Levantaos! ¡Vamos! Juan Pablo II cuenta que el cardenal Wyszynski dijo: “Para un cristiano la falta de fortaleza es el comienzo de la derrota (...) ¡Para un apóstol es esencial el testimonio que se dé a la Verdad! Y eso exige siempre fortaleza. La falta más grande del apóstol es el miedo (...) El apóstol deja entonces de profesar su fe. ¿Sigue siendo apóstol? Los discípulos que abandonaron al Maestro aumentaron el coraje de los verdugos. Quien calla ante los enemigos de una causa, los envalentona” (pp. 163-164)”.

La voluntad es el centro de la personalidad. La paciencia es la fuerza de voluntad hecha vida. Los laboratorios de la fuerza de voluntad residen donde se cultiva la paciencia: En los cuartos de los enfermos, en las salas de estudio, en los campos de deporte, en el trabajo diario, frente al Sagrario, en largas horas de oración.

El filósofo alemán Josef Pieper dice que es “en la resistencia y en la paciencia donde se revela la última y más profunda fuerza anímica del hombre”. Y Santo Tomás sintetiza: “Por la paciencia mantiene el hombre la posesión de su alma”.

Todo hombre maduro sabe que las contrariedades son algo habitual. Dice Viktor Frankl que “la vida sólo adquiere forma y figura con los martillazos que el destino le da cuando el sufrimiento la pone al rojo”. La falta de medios, las incomprensiones, las enfermedades y las injusticias, desaniman a los pusilánimes y tornan aún más ardorosos a los magnánimos.

La fuerza de los proyectos se mide por la capacidad de vencer todas las dificultades. ¿Queremos conocer el valor de una personalidad? Observemos sus obras y no sus palabras; midamos su efectiva donación, y no sus emociones.

¿Cómo puede vivir seguro quién no conoce el sentido de su vida y de su muerte, de su enfermedad y de su dolor? Sin Dios esas preguntas quedan suspendidas en el vacío, sin respuesta posible. Sin Dios, mi vida es un enigma que engendra tedio y rutina.

 


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