Los hábitos forman el carácter
“Antes de ser un gran líder
hay que ser un gran ser humano”, dice un adagio.
Hay una antigua parábola
griega conocida como la paradoja de sorites o Paradoja del montón,
que se refiere al efecto que una pequeña acción
puede tener cuando se repite suficientes veces.
Si le quitas unos granos de arena a un
montón,
no se nota, pero si se los quitas durante un año, ya se
nota. Otra formulación de la paradoja es como sigue: ¿Puede una moneda volver rico a alguien? Si le das a una
persona una pila de diez monedas, no podrías afirmar
que es rica. Pero ¿qué pasa si añades
otra pila?
¿Y
otra? ¿Y otra más? En algún
momento, tendrías
que admitir que tu vida se transformó gracias a un
pequeño
cambio.
El cambio de hábitos
no es un 1% de mejora, sino mil. Es un cúmulo
de hábitos
pequeños
o insignificantes, en pila, cada uno de los cuales
es una unidad fundamental de todo el sistema.
Al principio las mejoras pequeñas
pueden parecer carentes de sentido porque dan la impresión
de desvanecerse bajo el peso del sistema. Igual que una moneda no te volverá
rico, un cambio positivo como meditar por un minuto o leer una página
por día
no producirá
una diferencia notable.
Gradualmente, sin embargo, conforme
continúas
acumulando capas de pequeños cambios unos sobre otros, los
platillos de la balanza de la vida empiezan a moverse. Cada mejora equivale a añadir
un grano de arena en el platillo positivo de la balanza, inclinando lentamente
las cosas a tu favor.
Eventualmente, si mantienes los hábitos,
alcanzas un punto clave. De pronto parece más sencillo
mantener los buenos hábitos. El peso del sistema está
trabajando para ti en lugar de hacerlo en tu contra.
Hemos conocido
docenas de historias de personas que tienen un alto desempeño.
Hemos leído
acerca de atletas olímpicos ganadores de medallas de oro,
artistas premiados, líderes del mundo de los negocios, médicos
que salvan vidas, y comediantes estrella quienes han usado la ciencia de los
pequeños
hábitos
para dominar su especialidad y que los han catapultado hasta el tope de sus
respectivos campos. Todas las personas, equipos y compañías
que hemos cubierto en este libro han enfrentado diversas circunstancias, pero
finalmente todos han progresado de la misma manera: mediante un compromiso con
pequeñas,
e implacables mejoras.
El éxito no es un
objetivo o una línea de meta que tienes que cruzar. Es un sistema
de mejora, un proceso interminable que se tiene que refinar.
Si tienes problemas para cambiar tus hábitos,
el problema no eres tú. El problema es tu sistema. Los malos
hábitos
se repiten una y otra vez no porque no quieras cambiarlos, sino porque tienes
un sistema equivocado para el cambio. Algunas veces
un hábito
será
difícil
de recordar y, entonces, necesitarás hacerlo obvio.
Otras veces no sentirás deseos de empezar a realizar tu hábito
y tendrás
que hacerlo
atractivo. En muchos casos, pensarás
que tu hábito
es muy complicado y tendrás que hacerlo sencillo.
Y algunas veces, no tendrás deseos de mantener tu hábito,
así
que tendrás
que hacerlo
satisfactorio.
Tú quieres
empujar tus hábitos
buenos del lado izquierdo del espectro al hacerlos obvios, atractivos, sencillos
y satisfactorios. Por otro lado, quieres agrupar tus malos hábitos
en el lado derecho al hacerlos invisibles, poco atractivos, difíciles
e insatisfactorios.
Este es un proceso continuo. No hay línea
de meta. No hay una solución permanente.
Hemos de hacerlo obvio y atractivo.
Hacerlo sencillo. Hacerlo satisfactorio. Avanzar y avanzar. Siempre buscando la
siguiente manera de ser 1% mejor.
El secreto para obtener resultados que
duren consiste en nunca dejar de hacer mejoras. Es notable lo que puedes
construir si no te detienes. Es notable el
negocio que puedes construir si no dejas de trabajar. Es notable el cuerpo que
puedes llegar a tener si no dejas de entrenar. Es notable el conocimiento que
puedes adquirir si no dejas de aprender. Es notable la fortuna que puedes
llegar a amasar si no dejas de ahorrar.
Son notables las amistades que puedes construir si no dejas de preocuparte por
los demás.
Los pequeños
hábitos
no se suman, se componen.

Comentarios
Publicar un comentario