Alma y espíritu
El Doctor Louis Cardona explica la diferencia entre el
alma y el espíritu, para ello entra también a conceptualizar qué es el yo.
El yo
El yo activa y desactiva la Inteligencia y la voluntad,
que son potencias, son como motores que pueden ser activados. La Inteligencia y
la voluntad son inmateriales. El yo es como una luz orientada hacia afuera,
pero lo que tiene más profundidad dentro de nosotros, el yo ya no lo ve.
El yo no puede ser el origen. Cuando nacemos el yo no
está desarrollado. El yo empieza a dominar el organismo a partir del uso de
la razón, pero sobre todo a partir de la adolescencia. A partir de allí el yo
está más presente, y, a pesar de que el yo crece, madura y empieza a prepararse
para dejar este mundo, sin embargo, tenemos una identidad fuera del espacio
y fuera del tiempo: la persona que somos.
El yo tiene cambios, pero nuestro origen como ser
está en el principio y seguirá siendo. Esa fuente está hecha a imagen de la
trinidad por eso tiene tres propiedades: el amar. El amar es lo superior y es
aquello por lo que luego el yo busca amar. Luego el conocer, que es
aquello por lo que el yo busca conocer, es algo superior. Luego está la apertura,
por la búsqueda de la réplica, buscamos ser amados y alguien que nos ame. Yo no
me completo yo solo; no es suficiente para ser feliz. Necesito alguien que me
conozca y me ame. Buscamos también familia y amistad. La familia es manifestación
de quiénes somos, porque Dios es familia.
El espíritu es la persona, ésta no cambia
con el tiempo, es nuestra identidad, es aquello por lo que el yo es y crece y madura.
La persona es el proyecto divino, contiene ese deseo por el cual somos. Cada
uno es querido por sí mismo, es algo que a Dios le gustaría que acabara siendo
en plenitud. Eso exige libertad porque para que funcione debe ser un darse.
Darse a alguien completamente, con todo su ser. Esto lo puede hacer una persona,
un animal, no. El perro puede ofrecer su vida, pero no es consciente de que lo
hace.
Yo me doy a Jesús y mi dar significa sacrificar mi
vida. Mi amar a Cristo es más potente que la vida humana mía.
El espíritu humano
La dimensión del espíritu entra en contacto con el Espíritu
Santo. Es el modo como Dios nos ilumina desde arriba para que nuestro
sentido vital sea un sentido amoroso. El espíritu es un ser, es el origen
de lo demás.
El alma es lo que el hombre puede conseguir a
partir de lo que ha recibido de sus padres. Más adelante la persona va a
intentar realizar ese proyecto. Mientras el yo es actividad, es si queremos,
aquel elemento por el cual la persona va a intentar realizarse en la
historia.
Esto se puede aplicar al Magnificat:
el alma de la Virgen María (su inteligencia, voluntad y el yo) se da
cuenta de lo que ha recibido, pero en el espíritu hay una explosión de
alegría porque la alegría trascendental es conocer el nacimiento del Hijo. Ella
se da cuenta que el Espíritu Santo genera al Hijo de Dios hecho Hombre en ella.
El espíritu de María explota de alegría porque la generación de su Hijo. Su yo percibe
que históricamente esto va a ser una revolución. Su yo bendice al Señor a
través de la lengua, pero detrás hay una explosión de alegría, y esa es la
dimensión espiritual. Y se manifiesta en la Misa en el Gloria: “Te alabamos, te
bendecimos, te amamos, te glorificamos, te damos gracias”, esto es el nivel del
alma, pero hay un origen que es la alegría de que el Mesías está por llegar.
Esto hay que meditarlo.

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