orar por los no nacidos y sus mamás
La oración que Dios ama por encima de todas es la Santa
Misa, y en segundo lugar, el Santo Rosario. Una sola Avemaría rezada de corazón
tiene el poder de parar una guerra, traer a la naturaleza a la armonía con
Dios, convertir a un no creyente, salvar una vocación, liberar a un alma del
purgatorio y cambiar el futuro de modo definitivo. Satanás sabe que el Rosario
es el arma que traerá su derrota, por eso trata de distraernos para que no lo
recemos. Cada vez que recitas una Avemaría con devoción y atentamente, el poder
del demonio es debilitado en alguna zona, en algún alma.
¿Seremos una generación pervertida? Pasaremos a la historia
como una generación especial en que los papás son capaces de matar a sus hijos
(aborto), y daremos paso a una generación en la que los hijos serán capaces de
matar a sus papás (eutanasia). ¿Quién lo sabe?
La historia y el futuro de todas las naciones ha cambiado
por la atrocidad del aborto. El aborto supone el rechazo de un don de Dios. Si
rezamos el Rosario para que el aborto se detenga en el mundo, se mitiga el
castigo que vendrá por estos crímenes y, además, da alivio al Corazón de Jesús.
Con su divina providencia Dios nos protege como con una
gran sombrilla, sin embargo, Dios no interviene en la libre decisión de los
hombres. Ahora muchos eligen oponerse a la voluntad de Dios y pecan, y es como
si hicieran un hoyo en la sombrilla, entonces esa protección no es completa
como Él lo tenía planeado. Ello permite a satanás entrar y ejecutara sus
planes. El hombre elige y Dios permite que se haga según su elección.
El pecado trae destrucción. La estabilidad de una nación
está determinada por el respeto a la vida del no nacido, la no legalización del
aborto, es el factor determinante de la seguridad nacional. Esto no es una
amenaza es un conocimiento verdadero, un don.
La seguridad del bebé en el útero materno es violada cuando
se le saca y no se le deja desarrollarse. Nunca antes en la historia la
maternidad había sido tan maltratada y tergiversada. Nunca antes la vida del no
nacido había estado en tan grave peligro, pero si rezamos el Santo Rosario, los
planes de satanás se pueden ver frustrados. No hay bien que nos venga de
ninguna parte excepto de Dios. Cuando nos rendimos a Él, podemos crecer en fe,
esperanza, caridad, humildad, simplicidad, confianza, mansedumbre. Al rezar con
el corazón, con los labios o con alguna pequeña acción, nos estamos sometiendo
a la Divina Voluntad.
La Virgen María reza con nosotros cuando rezamos el
Rosario, nos acompaña cuando se lo pedimos, y lo hace sin tardanza. Su Corazón
es un canal a través del cual nuestras oraciones suben al Cielo y recibimos la
gracia de lo alto. Son oraciones de ida y vuelta. Dios recibe el sacrificio de
la oración y lo usa como arma contra el mal. Cambia la oración en gracia que
supera el mal en los corazones.
No importa el curso de cada acción, todo depende de Dios.
Cree en esto. El alma que confía sólo en ella misma, está perdida.
La oración es como un rayo de sol. Los rayos caen del cielo
y nutren las flores y la yerba, florecen y su belleza da gloria a Dios. El alma
que se sumerge en la oración, se vuelve hermosa a los ojos de Dios y le da
gloria. La oración es sometimiento y sacrificio. Pero el alma también debe aceptar
el modo en que sus oraciones son aceptadas y respondidas. A través de la
oración el alma recibe lo que necesita para su salvación; debe aceptar la
Voluntad de Dios con humildad y agradecimiento, como la flor acepta lo que
necesita. Dios se complace con la oración que es hecha de corazón y con
sinceridad. Este tipo de oración cambia a las personas y los acontecimientos.
En el rezo de una decena del Rosario podemos añadir esta
jaculatoria: “Jesús, protege y salva a
los no nacidos”. Cada vez que el hombre asume ser dueño de vidas y muertes,
toma el rol de Dios y el mundo cambia de algún modo.
La oración se puede comparar a la elaboración de un pastel.
El tazón es el amor divino, sin él nada se puede unir. La batidora son las
palabras que componen la oración. Los ingredientes se agregan, se mezclan y se
ponen en un molde. El molde representa las intenciones de la oración (de acción
de gracias, de petición, de adoración…). El pastel se mete al horno, que
representa la acción del Espíritu Santo en el alma mientras reza. El producto
final –el pastel- es la oración que los Ángeles llevan al Cielo de parte tuya.
Mientras se lleva a cabo este proceso de oración, el universo se ve afectado de
muchos modos. Satanás desea que el pastel caiga y no llegue a su destino, pues
sabe que incluso la jaculatoria más pequeña tiene repercusiones en su contra
pues lleva el mérito de una gracia. La Virgen nos ayuda poniendo el sabor de su
amor en nuestras oraciones. Cocina el pastel con nosotros (cfr. Our Lady gives que world the Rosary of the
Unborn, www.holylove.org).
Lo último de lo último que se ha descubierto es la
importancia de las heridas de la infancia. Esas heridas están en el
inconsciente o en el subconsciente. Hay heridas que el bebé ha sufrido por
faltas de amor durante el tiempo de gestación, han sido rechazados y lo captan
neuro-hormonalmente, esa gente requiere de oraciones de sanación interior desde
el seno materno; y requieren perdonar (cfr. P. Javier Luzón, http://oraetlabora-ahora.blogspot.com/2018/02/oracion-de-sanacioninterior-desde-el.html).
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