Sínodo de la Amazonia



Este Sínodo empezó el 6 de octubre y termina el 26 del mismo mes. El Cardenal Gerard Ludwig Müller presentó serias objeciones al Instrumento de trabajo de ese Sínodo, publicado en junio. Müller Plantea el tema de la ambivalencia de la definición de algunos términos. El cardenal dice que el texto presenta redundancias tediosas y si se recortaran el texto quedarían reducido a la mitad, pero el problema no es eso. Hay conceptos que no son explicados como “Iglesia sinodal y abierta”, “Iglesia del Amazonas”, “Camino sinodal”, etc. Además, expone que el documento da un giro radical a la hermenéutica católica; sus referencias son ellos mismos y prácticamente se abstienen de citar a los Papas anteriores. Usa palabras del hinduismo como la palabra “mantra” para referirse a palabras clave del Papa Francisco. Afirma que hay nuevas fuentes de la Revelación, cuando sabemos que hay una sola Revelación: Sagrada Escritura y Tradición. Los autores se identifican con la religión india y se citan unos a otros; además, se han vuelto refractarios a las críticas
Entre sus redactores están dos alemanes: Walter Kasper y Reinhard Marx –cardenales ultraliberales-que carecen de experiencia en Sudamérica, pero se les ha invitado porque ellos siguen la línea oficial del comité central de las élites católicas alemanes. La realidad es que los obispos alemanes van por un lado y el Papa por otro. Los alemanes se centran en la abolición del celibato sacerdotal, en la consagración de mujeres, la adaptación de la moral católica a la ideología de género. No se ve un deseo de evangelización, dice Müller. Hay peligro en la cosmovisión del Amazonia del Instrumentus laboris, que habla de respetar los cultos indígenas y los ritos con perspectivas demoníacas. A los brujos se les llama “ancianos sanadores”, cuando son hombres en estado salvaje con todas las miserias que tenemos los hombres.
El Cardenal Muller pide mayor seriedad en los redactores. La contemplación del cosmos sirve para glorificar a Dios pero no tiene que ser adorado como Dios, como proponen estas comunidades indígenas. Hay conceptos que tienen que ser rechazados como la “teología indígena” o la “ecoteología” que no existen, son un invento de los románticos sociales. Nuestro mundo natural es la creación que ha hecho un Dios personal. Muller concluye su análisis de seis páginas (cfr. Aciprensa) diciendo que falta reconocer a Dios en Cristo -Verbo encarnado-, falta la explicación de la sacramentalidad de la Iglesia, es decir, que la Iglesia es el camino de salvación y de la eficacia de la gracia. La integridad del hombre no consiste sólo en la unidad como una bio-naturaleza, sino que la integridad del hombre es la filiación divina, el ser hijo de Dios. La vida eterna es el premio por la reconciliación con Dios, y no sólo con el medio ambiente.
Por su parte el excelente Cardenal Robert Sarah, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino, considera que algunos integrantes del Sínodo quieren hacer del sínodo “un laboratorio para toda la Iglesia”. Este sínodo tiene un objetivo local, pero Sarah teme que algunos lo “usen” para llevar a cabo proyectos tales como la abolición del celibato sacerdotal y la participación de la mujer en el sacerdocio ministerial. La estructura universal de la Iglesia requiere la participación de todos los obispos para hacer cambios sustanciales. Eso no puede ser discutido en un sínodo local y particular. Agrega Robert Sarah: Yo vengo de una Iglesia joven –africana-, conocí misioneros que iban de aldea en aldea para sostener a los catequistas y fortalecer su fe. Una Iglesia joven no tiene necesidad de sacerdotes casados, al contrario, tiene necesidad de sacerdotes que den testimonio, que vivan en la Cruz. El lugar de un sacerdote es la Cruz. El celibato nos permite vivir la cruz en nuestras vidas, por eso es insoportable para el mundo moderno, porque es necedad para los que se pierden. Algunos no soportan el escándalo de la Cruz, llegan a odiar el celibato y el sacerdocio. Un hombre de rodillas es más potente que el mundo. Un hombre de rodillas hace temblar el orgullo de Satanás.
¿Qué nos queda? Debemos levantar un baluarte de oración y sacrificio para volver a apreciar la belleza del sacerdocio católico. Hay que mandar celebrar Misas, orar y ayunar para que el error y la herejía no perturben el sínodo. ¿Puede de allí venir un cisma? Sí, con el riesgo de la desorientación de muchos, pero también puede salir una Iglesia más purificada.
El Papa Francisco comento que Instrumentum laboris del Sínodo no es un documento magisterial ni pontificio.

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