¿Guerra?
Tenemos que aumentar nuestra oración pues estamos en plena
guerra espiritual. Dios quiere una relación personal con cada uno, no dejemos
extinguir el fuego del Espíritu Santo. A nivel espiritual las potencias
infernales son inmensas, y con nuestras pobres fuerzas humanas no podemos
vencerlas, hemos de recurrir a la fe, a la oración y, con una vida entregada a
Dios, venceremos.
No hay que temer pues la Virgen y San Miguel Arcángel están
con nosotros. Nos toca salvar la propia alma y hemos de poner de nuestra parte
para salvar el alma de nuestros hermanos, amigos, conocidos y desconocidos.
Hemos de recuperar todo lo que Dios creó para nosotros, para nuestro bien, y
que satanás lo trata de usar para nuestro mal. Estamos en los últimos momentos
de la purificación universal, por eso no podemos dejar la oración de cada día.
Si no entendemos esto y nos apartamos de la oración, empezaremos a sufrir
dolores que no imaginamos, o situaciones tan destructivas en nuestro entorno,
que nos volveremos locos de miedo, de terror, porque son fuerzas que
desconocemos. La humanidad está destrozada por el pecado, por la vanidad y la
soberbia humana. Además, ha despreciado el Don de Discernimiento. Hay almas que
viven por vivir y gozan lo que no debiera ser gozo. Los necios no buscan la
Verdad, buscan la podredumbre. Los tiempos se van volviendo cada vez más
ásperos y difíciles para vivir.
La Virgen María nos ha dicho que, si no estamos en paz con
nuestro Señor y dejamos que el Espíritu Santo nos tome y nos dé las capacidades
necesarias para vencer, no soportaremos la prueba. Es necesario prepararnos
espiritualmente a través del sacramento de la Confesión, de la Comunión, del
ayuno, de la oración y del uso de sacramentales (agua bendita, sal y aceite
exorcizados, etc.).
No caigamos en la mentira de que, porque Dios es
misericordioso, buenos y malos se salvarán. Si no hay arrepentimiento en
nuestros corazones, no tendremos la puerta abierta para la vida eterna. El
premio se gana con sudor, con lágrimas, con pequeños heroísmos, con dolor, y
allí tenemos el ejemplo de Jesucristo. Todos hemos tenido en la vida penas y
alegrías, sufrimientos pequeños y grandes. Ninguna persona ha quedado exenta de
pecar, de sufrir, de amar, de odiar, de traicionar y de arrepentirse. Pero lo
más importante es tener Amor a Dios y crecer en él. Jesús le ofreció al Padre
su dolor envuelto en Amor.
En estos tiempos de tribulación tendremos dolor, pero un
dolor que hemos de unir al de Jesús, dolor de reparación. Jesús se dio por
nosotros para reparar por nuestros errores y pecados. Y ahora es tiempo de
reparar a Dios por tantos dolores que le hemos causado. Dios esperaba mucho de
nosotros y no se lo hemos dado por ser comodinos. Quisimos pasar una vida sin grandes
problemas, buscando la forma de no sufrir, y menos para ofrecer nuestros sufrimientos
para el bien de las almas y para quitarle a Dios los dolores que como hijos le
causábamos. “Todos seremos acrisolados para poder entrar en el Reino de los
Cielos”, dice la Escritura.
Hay quienes se presentan a Dios pidiendo con soberbia y
altanería, queriendo obligar a Dios a hacer lo que ellos quieren. Esa fe deja
mucho que desear. El hombre de hoy es arrogante. A veces vivimos en la mentira
que nosotros mismos nos hemos forjado, creyéndonos más que Dios. La altanería
se nos quitará el día de nuestro juicio, y, si no se nos quita antes, no
entraremos en el Reino de los Cielo.
Si no amamos la Verdad y no buscamos el Bien no llegaremos
al paraíso que se nos tenía destinado, pues para entrar a él hay vivir una vida
de rectitud, no de lujuria; hay que estar limpios, purificados.
Satanás es mucho más poderoso que nosotros, pero estando en
estado de gracia y unidos al Señor, le podremos vencer. Jesús nos dice:
“Humillaos, humillaos mis pequeños, y alcanzaréis la salvación”.
El Señor dirá: “Benditos los que estáis conmigo, con
vuestro Padre-Dios, ese día os sentiréis orgullosos de haber vivido mis
Mandatos. Sufristeis, pero ahora seréis consolados, viviréis con vuestro Dios”.
Fuente: Sitio web diospadresemanifiesta.com
Comentarios
Publicar un comentario