Jim Woodford, un piloto que regresa de la otra vida


 

Esta historia es fascinante.

Con mucho sacrificio Jim logró hacer la carrera de piloto. Una vez acabada, fue ascendiendo. Tuvo una vida con lujos y buena familia, pero sentía un vacío. No sabía que era la ausencia de Dios. En 2010 contrajo una enfermedad irreconocible en el cerebro. Dolía mucho. Luego supo el nombre de la enfermedad: Guilame-barry. “Cuando hay un dolor fuerte, todo se eclipsa en tu vida”, dice Jim.

Finalmente supo que en Inglaterra vendían una droga que ayudaba a tener menos dolor. Para él era fácil conseguirla con amigos pilotos. A veces se auto medicaba porque le dolía mucho y así se frenaba algo el dolor. Cuenta:

Tomé una sobredosis de medicina y empecé a sentir calor fuerte en mis piernas, este subió, no pude respirar. De pronto me encontré sin dolor, contento, y me empecé a alejar del tractor en el que iba, y vi a alguien cerca del tractor y, encima, inclinado en la rueda. Traté de acercarme, pero lo hacía muy lentamente, hasta que vi que, esa persona, … ¡era yo! No comprendía. Cuando me di cuenta de que estaba muriendo dije: ‘Señor perdóname’. De pronto me encontré en un túnel en el que viajaba a gran velocidad y sin ruido. De pronto me di cuenta de que estaba en la presencia de tres ángeles, hermosos y elegantes. Se inclinaron ante mí. ¡Yo debía inclinarme hacia ellos! En sus palabras había sabiduría. Uno de ellos tenía un libro delgado y lo abrió. Había anotadas unas cuantas cosas. Me preguntó si sabía qué libro era. Respondí negativamente. Me dijo que era el libro de mi vida. Me di cuenta de que llevaba escritas las buenas obras hechas, y eran muy pocas.

Después Jim se encontró con Nuestro Señor Jesús, y Jim le manifestó que todo eso era lo que él había buscado toda su vida, que se quería quedar. La mirada de Jesús era única, en ella se reconoció hijo muy conocido y muy amado, ¡como si fuera el hijo único!          Jesús le dijo que debía contar a sus hermanos y hermanas esa experiencia y que iba a volver a la tierra. Jesús levantó una mano y, al hacerlo, resbaló su manga y pudo ver su llaga en el carpo o muñeca de la mano.

Jim regresó por el túnel por el que había entrado. Todavía estaba conectado porque estaban esperando a que sus nietos se despidieran de él. Empezó a reaccionar. Llamaron a su esposa Lorraine y ésta se puso feliz. Dice Jim: “Estuve 11 minutos en el Cielo, y ahora debo de hacer muchas más obras buenas para que mi libro sea digno de la lectura de Jesús”.

https://youtu.be/RfcTAoPSJEA

Programa de Randy Kay. 2014. Dura 1.18 hrs y está en inglés.

Su libro: Having and unexpected journey

 

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