Los nativos digitales o la Generación Z
Esta
generación nace aproximadamente entre 1995 y 2015 y también se llama generación
Z. Después de la generación Millennial
viene esta Z. Mark Prensky acuñó este término de “nativos digitales” en 2001. Esta
generación ha nacido rodeado de nuevas tecnologías y vive en conexión constante
con el mundo; tiene una habilidad innata con el mundo digital, y las
herramientas tecnológicas ocupan un lugar central en sus vidas.
Esta
generación suele ser emprendedora, versátil; les gusta colaborar y participar
pero son un poco impacientes. Están hiper-conectados, pero están solos en los
momentos decisivos, y esto es importante para saber acompañarles y procurar que
tengan auténticos amigos. Son más receptivos a las experiencias que a los
argumentos.
Enfocan
su trabajo y su juego de diversas maneras. Consumen datos simultáneamente de
diversas fuentes; esperan respuestas instantáneas. Vive en instantaneísmo. Permanecen comunicados permanentemente y crean también
sus propios contenidos.
En
el internet encuentran mucha de la información que buscan, lo deficiente del
internet es que es como un inmenso mar con un metro de profundidad, entonces,
hay que poner los medios para enseñarles a profundizar. A los nativos digitales
les encanta hacer varias cosas a la vez, son multitarea, sin embargo, los
psicólogos aseguran que esto hace que la persona se canse con facilidad y que
no disfrute de lo que hace a diferencia que si se concentrara en una sola cosa.
Esta
generación desarrolla una capacidad de aprendizaje muy visual, así que
apostarán por un aprendizaje on line como complemento y como modo de
personalizar su formación. Quizás dentro de unos años dejen de existir el aula
de clases tal como la conocemos. La tendencia a trabajar en lo que les apasiona
inspira a estos jóvenes a ser más emprendedores, de manera que es probable que
no busquen un trabajo sino que serán ellos quienes creen su propio trabajo.
Un
buen profesor entiende el mundo del que vienen los alumnos. Nacemos siendo
curiosos, creativos e imaginativos, por eso hay que impulsar tres cosas: el
juego, la pasión y el propósito. A través del desempeño de su trabajo conocemos
el talento de los estudiantes. El mundo quiere saber qué puedes hacer con lo
que sabes, no dónde estudiaste. Los padres de familia deben conocer las
inquietudes de sus hijos para que les ayuden a perseguirlas, inquietudes que
puedan convertirse en pasiones. No se trata de buscar fama y fortuna. Hay que
reinventar la educación que requiere pensar, innovar y poseer la capacidad de
ser flexibles.
Los
profesores actuales han de poseer la sensibilidad para educar a esta nueva
generación que pide más participación, más actividades y además, los jóvenes cuestionan
todo, no por rebeldía sino porque ven que el mundo les pide razones y
argumentos. Por tanto, se hace necesario crear nuevas herramientas y contarles
historias breves que los hagan pensar y encontrar la relación de los contenidos
con la ley natural. Es difícil mantenerlos atentos en una clase tradicional
donde el profesor expone contenidos, refieren participar activamente en su
propio conocimiento, de allí la estrategia de la brevedad de las lecciones.
Estas
características nos dan una visión de cómo relacionarnos con ellos y tomar en
cuenta que les interesa que atendamos a sus necesidades individuales de
conocimiento y de adaptación. La sociedad está evolucionando y hemos de ser
innovadores en el modo de enseñar. Se ha visto que les gusta hablar cara a
cara, que les miren a los ojos. Quieren progresar y que su trabajo tenga
sentido y sea creativo. El reto es adaptar la educación a sus vidas. Los que
llegamos al mundo digital siendo mayores somos “inmigrantes digitales”, dice
los expertos.
Los
jóvenes están dispuestos a renunciar a su privacidad con tal de saber lo que
les interesa, de tener habilidades, disciplina y conocimiento. Cada alumno
necesita una determinada cantidad de cada materia. Hasta ahora el profesor era
un proveedor de contenidos, pero falta una figura que los refuerce mientras
sigan siendo estudiantes, dice Marc Prensky, experto en el tema. Los niños de
14 a 16 años son muy capaces de hacer un mundo mejor si tienen principios y
buenas bases.
Tony
Wagner resume así lo que ha aprendido: que hoy en día es más importante hacer
buenas preguntas que memorizar respuestas fáciles. Cada vez es más importante
adquirir la capacidad de colaborar. Cada vez más el trabajo se realiza de forma
colaborativa. Hoy la gente joven necesita tener habilidades comunicativas,
tanto orales como escritas, así como la capacidad de escuchar. Por último,
deben resolver problemas de forma creativa y descubrir como la investigación
lleva a la innovación. Resolver problemas de forma creativa es cada vez más
clave; es la habilidad más demandada. También es necesaria una fuerte visión
moral de la vida, una noción de lo que está inherentemente bien o mal.
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