¿Qué te hace atractivo(a)?
Lo atractivo de un hombre es su virilidad, y de la mujer su
feminidad. El ser humano es un ser que necesita absolutamente la verdad. La
verdad sobre sí mismo, sobre el mundo y sobre Dios. Todos los problemas nacen
de un hecho: Que no sabemos aceptar la realidad.
Las personas, antes de revelar lo que son, presentan una imagen de cómo quieren ser
conocidos; pero lo que realmente son está en su intimidad. La intimidad es lo
que nos hace reconocernos a nosotros mismos, e ir adelante, es lo que nos hace
ser como somos y lo que nos potencia.
Tenemos una inclinación muy
fuerte hacia el mal, hacia el pecado (el llamado en latín, el fomes peccati), y una inclinación
todavía más fuerte hacia el bien. Edith Stein advierte: “Una persona educada es aquella a la que le sabe bien lo bueno y le sabe
mal, lo malo”.
Hay jóvenes que dicen: “Esta
persona me atrae mucho”, y no conocen sus principios o no conocen si no los
tienen. ¡No piensan! Hay un proverbio ruso que
dice: "Hay que pensarlo bien antes
de iniciar un negocio; dos veces antes de ir a la guerra; tres antes de
casarse".
El enamoramiento
El enamoramiento es un estado emocional provocado
por el encuentro con una persona del sexo opuesto. Inicial y originalmente es algo que sucede. Nosotros no elegimos
estar enamorados; más bien esto lo comprendemos, es un suceso y un acto
indecible, y con frecuencia no es posible decir por qué nuestra atención se
fija más en una persona que en otra. En la antigüedad se explicaba esa
atracción misteriosa e involuntaria por la creencia en hechizos o filtros de amor. En Occidente, el
ejemplo más conocido es la historia de Tristán e Isolda. Se habla del flechazo
de Cupido en la mitología grecorromana, y seguimos sin explicarnos a fondo el
misterio del amor.
En todo caso, una característica del enamoramiento
es un particular desplazamiento del centro afectivo de la persona. Se altera
radicalmente la percepción de uno mismo. Cuando se está enamorado, se desea
estar cerca de aquél a quien se ama, de tal modo que esta cercanía se vuelve el
centro de la propia existencia. Su interés pasa antes que el nuestro; por él
estaríamos dispuestos a sacrificarnos. El amado se nos presenta como un valor
que exige de nuestra parte un reconocimiento incondicional.
El enamoramiento no se deja llevar por la ventaja
personal. La presencia del amado altera la percepción del mundo. Parece que
todo lo creado estuviera, en cierta forma, cautivo en la relación interpersonal
entre los dos enamorados. Un psiquiatra dice que estar enamorado es tener hipotecada la cabeza, porque se
piensa constantemente en la persona amada (Cfr. Enrique Rojas, Remedios para el desamor, p. 49). Enamorarse consiste en no poder llevar a cabo el
proyecto personal sin meter dentro de él a esa otra persona. El amor implica exclusividad —sólo esta
persona— y lleva la nota del “para siempre”. El amor tiende a la eternidad, a
dar ya recibir: a ser amor fiel.
Séneca afirma que el hombre más
poderoso es el que es dueño de sí mismo. Hay que vivir la pureza por elección
propia, es decir, por convicción. Hoy se exalta con frecuencia el placer, el egoísmo,
o incluso la inmoralidad, en nombre de falsos ideales de libertad y felicidad.
Es necesario reafirmar con claridad que la pureza del corazón y del cuerpo debe
ser defendida, pues la castidad "custodia" el amor auténtico.
Hoy muchos anuncios comerciales te invitan a “romper los
límites”, cuando toda la historia de la educación se basa en la templanza,
desde antes de Cristo. Esto lo vemos en los griegos de tiempos de Sócrates y en
muchos pueblos antiguos, que se acaban cuando se corrompen moralmente.
“El que un
adolescente sea casto es absolutamente esencial para su felicidad”, asegura
Patrick Fagan, experto en Antropología de la sexualidad. El también afirma que
quisiera con cariño gritar a los jóvenes: “No te dejes engañar y pienses que la
mayoría de los jóvenes tienen relaciones sexuales. ¡No las tienen! Hay mucho
que saber y que pensar antes de acceder a ellas”.
Los jóvenes desean afecto y
ser aceptados como son. Los jóvenes desean en primer lugar un hogar feliz, estable. Una chica de 16
años decía: “Deseo que alguien me ame, que alguien me muestre cariño. Deseo
amar pero no sé cómo aceptar el amor ni como darlo”. Los jóvenes están
sedientos de amor, de afecto, y muchas veces buscan seguridad, ser amados. Tal
vez lo que falta en la relación amorosa de hoy sea el romanticismo. Los
adolescentes quieren tener las reglas del juego, pero pocas veces se las ponen.
La primera ley del amor es no ceder a la gratificación inferior si se
quiere llegar a la superior. Y esto, ¿qué significa? Pongamos un ejemplo:
un muchacho corteja a una muchacha, y le hace un regalo que le gusta tanto,
tanto, tanto, ¡tantísimo!, que hasta se olvida del muchacho. ¡Pues hizo un mal
negocio! A la próxima visita ella espera otro regalo, y así sucesivamente, y se
va aficionando, no a la persona que la ama, sino a los regalos. Las caricias
son como un regalo que pueden
llevarnos a olvidar a la persona ¾porque
la mente se ofusca¾ para
quedarse con el regalo. El amor pide ser fiel a la persona y no ceder ante el
halago del regalo. La vida va enseñando que, a veces, por preferir lo inferior,
se sacrifica lo superior.
Psicólogos experimentados afirman que, al precipitar las
relaciones sexuales –vividas a menudo como una toma de posesión del misterio fisiológico y psicológico de la otra
persona-, se cierra prematuramente la etapa de la ternura, del acceso pudoroso
a la intimidad ajena. El pudor salvaguarda la propia dignidad.
La impaciencia destruye la armonía interior. Las relaciones
sexuales devaluadas producen desencanto y desazón porque desajustan los ritmos
naturales de la propia vida. La intimidad hemos de ganarla pacientemente. No podemos ser amigos íntimos en una hora.
Y si dos personas se aman ¿deben esperar?... Si él y ella
están profundamente enamorados, ¿no es suficiente eso para enlazarlos para
siempre? No. Enamorarse es la cosa más fácil del mundo. Permanecer enamorados,
la más difícil.
Una anécdota de la vida real: Una chica fue a una fiesta
vestida decentemente, donde las demás iban con falda corta y ropa entallada.
Una compañera le preguntó:
-“¿Por qué te vestiste así?”.
A lo que ella contestó:
-“Porque me gusta que me miren a la cara, no al cuerpo.
Quiero que me amen a mí –completa-, y no sólo a mi cuerpo”.
Por otro lado, la fe es el
criterio que define nuestro estilo de vida. “Los que viven según la carne
sienten las cosas de la carne, en cambio los que viven según el Espíritu
sienten las cosas del Espíritu” (Rom 8,5).
El concepto de abstinencia
sexual hasta el matrimonio no se desarrolla en el vacío, sino que los jóvenes
deben de comprender que sus acciones tienen consecuencias. No les debe de
extrañar que las relaciones sexuales sean fecundas, cuando todo el planeta está
diseñado para dar la vida. Valorar la abstención sexual significa valorar el
sexo, que es una maravilla, y valorarse a sí mismos, de modo que se guarda ese
tesoro para la persona amada, en el tiempo y en el lugar oportuno; dentro del
matrimonio.
El ser humano no vive para el placer del instante sino que tiende a
la felicidad eterna. Para lograr esa meta no hay que dejarse dominar por el
instinto. San Alfonso María de Ligorio afirmó que en el infierno, el 99% de los
condenados están allí por faltas de castidad. Invirtiendo la frase se puede
afirmar que siendo puros, existe un 99% de probabilidades de ir al Cielo. La pureza de corazón, como toda
virtud, exige un entrenamiento diario de la voluntad y una disciplina constante
interior. Exige, ante todo, el asiduo recurso a la oración.
En resumen, ¿cómo ser más
atractivos? Teniendo virtudes humanas: alegría, orden, optimismo,
responsabilidad, generosidad… Investígalas pues es un tema importantisísimo.
CUATRO ESTRATEGIAS QUE USA SATANÁS CONTRA EL ORDEN
CRISTIANO:
a) Quitarnos
al enemigo
b) Quitarnos
a los aliados
c) Disfrazar
el mal haciéndolo ver como bien
d) Cambiar
las prioridades de esa persona.
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