La ley
La ley natural es la misma ley eterna. La ley moral es
la misma ley natural aplicada al ser humano.
Para
tener la conciencia bien formada ¿qué se necesita?
Instruir la inteligencia en el conocimiento de la verdad, para lo cual el
cristiano cuenta con la ayuda del Magisterio de la Iglesia. El oficio de
interpretar la Palabra de Dios le corresponde al Magisterio vivo de la Iglesia
(DV, 10).
¿Dónde está el Magisterio de la Iglesia? En las
enseñanzas solemnes de los Papas, en las encíclicas, en lo que han dicho los
concilios.
Hay que poner en cuestión –en la duda- las propias evidencias si estas conducen
a romper la comunión con la Iglesia.
Dios
ha querido crear seres inteligentes y libres –los ángeles y
los seres humanos-, a los que libremente ha comunicado una participación de su
naturaleza divina (gracia santificante). Este don divino que se recibe con la
fe y el bautismo, y que hace al hombre hijo adoptivo de Dios, es inicialmente
como una semilla que ha de
desarrollarse y crecer hasta llegar a la plenitud después de la muerte en la
vida eterna. La vida cristiana es la
vida del hombre como hijo de Dios en Cristo por medio del Espíritu Santo.
La regla moral suprema de la vida cristiana es la ley eterna.
La
ley eterna y la ley moral natural
La ley eterna es el plan de la Sabiduría divina para
conducir toda la creación a su fin (Santo Tomás de Aquino). ¿Qué quiere Dios del cristiano? Que sea
santo e inmaculado en su presencia. ¿Para qué? Para que dé gloria al Creador y
para llevarle al cielo, su patria definitiva, y que así sea feliz. ¿Y si yo no
quiero? Dios respeta la libertad del hombre.
Las plantas y los animales siguen una ley natural; su instinto, en el caso de los animales. La ley moral natural es la participación
de la criatura racional en la ley eterna. Los animales siguen la ley natural
necesariamente, el hombre sigue la ley moral natural si así lo quiere, pero
puede no seguirla.
La
ley moral natural se extiende a todos los seres humanos de todos los tiempos,
entonces es universal e inmutable. Los Diez mandamientos son de
ley natural, porque está inscrita en el corazón de todo hombre, pero Dios ha
querido que quede escrita, y toda ley escrita
se llama “positiva”. Los Diez Mandamientos los escribe Moisés en unas tablas,
se llama entonces ley divino-positiva.
Esta ley es obligatoria
porque, para tender a Dios, el hombre debe hacer libremente el bien y evitar el
mal; y para esto debe poder distinguir el bien del mal, lo cual sucede gracias
a que pensamos. ¡Pero el hombre actual casi no piensa! Eso es otro boleto.
La
ley divino-positiva
El pecado puede oscurecer la inteligencia en mayor o
menor medida. Esta ley escrita se
encuentra también en el Discurso de la Montaña que nos dio Jesús, es decir, en
las Bienaventuranzas y en la catequesis moral de los Apóstoles. Se resume en amar
a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo. Hay que tomar en
cuenta que no todo amor es agradable a Dios, como el amor del amasiato, el
incesto y el amor desordenado al dinero y al poder.
El Señor le dice a la mística italiana Luisa
Piccarreta: “La única finalidad de la creación fue que todos cumplieran mi
Querer” (13, 36). “No basta tener voluntad de conocer las verdades, si a la luz
de la verdad que lo ilumina no busca sacudirse de sus debilidades y reordenarse
según la luz de la verdad que conoce, y junto con la luz de la verdad ponerse a
trabajar haciendo de ella sustancia propia” (Libro de Cielo, 13,34). Y continúa: “La fuente, la raíz, la
sustancia del bien o del mal está en el fondo de la voluntad” (Ibidem 16, 33).
“Yo no sé hacer cosas desordenadas, es más, la primera cosa en Mí es el orden”
(Ibidem 16, 34.2). “Amo tanto a quien vive en mi Querer, porque en mi Voluntad
puede darme todo” (Ibidem, 13, 35).
Las
leyes civiles
Son las disposiciones normativas emanadas por las autoridades estatales, con la
finalidad de promulgar, explicitar o
concretar las exigencias de la ley natural necesarias para hacer posible la
vida de los ciudadanos en una sociedad políticamente organizada. Deben
garantizar la paz, la seguridad, la justicia, la tutela de los derechos
fundamentales de la persona y la moralidad pública.
Tenemos obligación de cumplir las leyes justas, pero no las injustas como las que dictaminan que el
aborto es un “derecho” de la mujer. ¿Y los derechos del niño no nacido? Se
atropellan de la manera más vil. Son injustas las leyes que se oponen a la ley
moral natural y al bien común de la sociedad, como quitarles a algunos
ciudadanos los bienes obtenidos con su trabajo o por herencia.
Necesitamos
una vida social ordenada.
Son injustas las leyes que manden hacer algo que lleve
una culpa moral, las que lesionan o privan de la debida la tutela (amparo o
defensa de algo o alguien) de bienes que pertenecen al bien común (agua,
tierra, carreteras, etc.), las que no distribuyen de modo equitativo las cargas
y beneficios entre los ciudadanos, etc.
Los
mandamientos de la Iglesia
Son cinco: 1º. Oír Misa enteran los domingos y días de
precepto. 2º Confesar los pecados mortales al menos una vez al año, en peligro
de muerte y antes de comulgar. 3º Comulgar al menos una vez al año por Pascua
de Resurrección. 4º Ayunar y abstenerse de comer carnes los días establecidos
por la Iglesia. 5º Ayudar a la Iglesia en sus necesidades.
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