¿Quieres que te quieran y que el amor dure?
Todo mundo quiere un amor verdadero y para toda la vida.
Todos deseamos que nos amen con fuerza y decisión, sin titubeos; pero hay
algunos que toman el amor como un juego. A éstos habría que decirles: “Si te
tomas la vida como un juego, el juego va a acabar con tu vida”.
Una maestra le dijo a sus alumnos de secundaria: Hagan dos figuras humanas, la del varón en blanco
y la de la mujer en otro color. Ahora júntenlas bien unidas, incluso hagan una
bola si lo desean. Después de un minuto les indicó: Ahora traten de separarlas. No pudieron. Y explicó: Así se unen hombre y mujer, es decir, se
implica la afectividad, el cerebro, la voluntad, la memoria y todo su ser. Si
dos novios han tenido relaciones y rompen, la desunión es más dolorosa porque
las relaciones sexuales son vinculantes. Por eso no se puede jugar con la
intimidad.
Hoy algunos banalizan el sexo, es decir, lo toman como un
juego, y ello tiene como víctima a las mujeres, sobre todo, a las jóvenes. Los
medios de comunicación y diferentes negocios han entrado a saco para decirnos
cómo debemos vivir nuestra vida sexual. Desde los años 60 hasta la actualidad
no se sabe dónde está el límite porque no lo tiene.
Es ejercicio de la sexualidad puede ser lo más sublime o lo
más degradante. Los expertos dicen que es necesario el pulso firme del domador
para enfrentarse a una fuerza maravillosa en la que la vida y la muerte se
tocan. Este acto puede ser meritorio o pecaminoso, merecedor del paraíso o del
infierno. Además, el desorden sexual nunca está aislado, sino que se injerta en
un desorden mayor. El pecado contra el sexto mandamiento tiene un antes, un ahora y un después que
comprometen y a menudo deforman cualquier dimensión humana.
Alfredo Cruz dice que la mujer puede elegir entre resultar
encantadora o provocadora, es decir, optar por ser la dama que puede ser o por
ser la hembra que también puede ser.
Vittorio Messori, que en su juventud fue mujeriego hasta
los 24 años, asegura que quien conoce la fuerza del sexo, sabe también que es
ilusorio pensar que, si existen “vicios privados”, se puedan ejercer las
“virtudes públicas”. Es la disociación que la sociedad actual ha pensado que
podía hacer, pero es una contradicción insoluble.
La búsqueda del mayor placer físico posible no es la ley
suprema. Hay que respetar ciertas leyes que hizo una Realidad superior que
conoce perfectamente en qué consiste nuestro bien auténtico. Una moral “laica”
no tiene nada que decir, ya que sólo la fe ilumina para saber que lo erótico no
debe separarse del amor incondicional y reflexivo.
En una breve conferencia en la Cumbre de Liderazgo
Estudiantil Jim Caviezel les dice a unos universitarios reunidos en enero del
2018: “No han nacido para encajar en un ambiente, han nacido para destacar!
¿Quieres un amor para siempre? No cedas ni poco. Vive el
noviazgo con pureza de vida, se femenina y optimista, y entrégate del todo
hasta que estés casada, de otro modo “te usan y te dejan”.
Comentarios
Publicar un comentario